La mística pincharrata apareció en toda su dimensión este miércoles por la noche en el mítico estadio Centenario de Montevideo. Allí, con cincuenta mil hinchas de Nacional empujando al equipo local, Estudiantes de La Plata logró su clasificación a la final de la Copa Libertadores, instancia a la que accedió después de 38 años.
El elenco dirigido por Alejandro Sabella, que contó con el leproso Rolando Schiavi entre sus filas, se impuso por 2 a 1 con dos tantos de Mauro Boselli y cerró la serie con un marcador global de 3-1, habida cuenta del triunfo conseguido en el juego de ida. Esto prácticamente sin Juan Sebastián Verón, que por una lesión muscular solo pudo jugar los primeros 45 minutos de la llave.
Basado en su gran defensa, con un arquero de Selección como Mariano Andújar que llegó a los 767 minutos sin goles en contra y batió el récord de imbatibilidad que mantenía Hugo Gatti (apenas un miunto menos en la Copa del ´77), y con la gran noche de Gastón Fernández y el goleador Boselli, la formación albirroja venció con mucha autoridad y se instaló nuevamente en una definición tras aquella final de 1971 que perdió, casualmente, con Nacional de Uurguay.
Su rival saldrá del choque que esta noche afrontarán en Porto Alegre los equipos brasileños de Gremio y Cruzeiro. En la ida, los azules de Belo Horizonte ganaron 3 a 1 y sacaron una ventaja importante. El problema para Estudiantes es que ambas instituciones han afirmado que, sea cual sea finalista, no viajará a nuestro país por la gripe A. Si no arreglo, el duelo que deberìa llevarse a cabo en la Plata podría mudarse a un país vecino.
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