El diseño del vector antigranizo ya está finalizado y, este año, se podría efectuar el primer lanzamiento. Buscarán, en el corto plazo, crear una PyME que produzca 1000 cohetes por año.

Los cohetes estarán compuestos por materiales plásticos. Y sus aletas serán hechas con la impresora 3D dispuesta en la usina de desarrollos tecnológicos de la escuela técnica Otto Krause. Pero, sobre todo, será producto del trabajo conjunto de profesores, estudiantes y egresados de dicha institución.

“Cuando se aproxima una tormenta granicera, se puede reducir la formación de granizo disparando hacia las nubes una batería de cohetes que contengan yoduro de plata en sus puntas”, cont. el profesor Jorge Romero, egresado de la Otto Krause que se desempeña en empresas tecnológicas del exterior y transmite su experiencia a los jóvenes que se suman voluntariamente a este proyecto.

Romero aseveró que “en los radares, se observa como si los núcleos de formación de granizo presentes en la nube se fueran borrando con una goma”. Esta tecnología nunca se desarrolló en Argentina, pero fue utilizada, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de 2008 de Beijing, para evitar que cayeran tormentas sobre los estadios.

El ingeniero Alejandro Pedro Yaya, otro de los expertos que orientan a los estudiantes, comentó que hay algunos productores agropecuarios que deciden importar cohetes antigranizo rusos, pero que no son efectivos, porque están diseñados para las zonas cerealeras de Europa, cuyas nubes están a 6 kilómetros de altura, mientras que las nubes graniceras de la Cordillera alcanzan hasta 10 kilómetros de altura.

Por otra parte, dichos cohetes son más costosos y fueron diseñados con componentes de uso militar. “Están hechos con partes de metal, en tanto que nuestros cohetes van a ser íntegramente de plástico y están diseñados específicamente para nuestras realidades climáticas”, subrayó Yaya.

El proyecto

Este proyecto para el desarrollo de cohetes antigranizo fue uno de los ganadores en la edición 2014 de los premios INNOVAR, por lo que obtuvieron un galardón de 15 mil pesos que permitió culminar el desarrollo del vector VAGX HUAYRA.

Sobre la base de este esfuerzo, un producto en particular de los alumnos de esta escuela técnica ha llegado más lejos de lo imaginado. Hace algunos años, INVAP llamó a concurso para producir un instrumento muy específico, compuesto de aluminio, y ganó el desarrollado en la Otto Krause.

Según comentó la gente del INVAP, este accesorio hecho por los estudiantes está dentro del primer satélite de telecomunicaciones argentino, el ARSAT-1. De modo que lo hecho por los chicos, ahora, está orbitado a 36 mil kilómetros de la Tierra.

Más allá de su aplicación práctica, el desarrollo de los cohetes antigranizo es una etapa intermedia del programa aeroespacial Pampa Cielo, cuyo objetivo final es producir vectores destinados a poner en órbita a sondas para el estudio estratosférico.

Fuente: Agencia CTyS