La semana pasada se llevó a cabo en Rosario la jornada “Más ciencia, más libertad”, organizada por la ONG Educando al Cerebro, una asociación sin fines de lucro que está conformada por investigadores de distintas áreas que trabajan para generar mejoras en el sistema educativo.

Miles de personas participaron del evento que, a través de charlas y talleres, busca tender puentes entre la ciencia y la comunidad educativa: “Generalmente no hay capacitaciones para acercar contenido científico a las escuelas, entonces lo que hacemos es contarles lo que estamos haciendo, cuáles son los resultados. Les llevamos la información de un ´paper´ de primera mano”, explicó Fabricio Ballarini, investigador del CONICET y quien preside la organización.

Ballarini lleva años dedicándose a la educación y la divulgación científica y resalta que actualmente hay una gran necesidad de los docentes por capacitarse en estos temas: “Se inscribieron 600 personas en 4 días, lo que nos demuestra que hay ganas de escuchar contenidos científicos. Nosotros venimos haciendo esto por todas las provincias y también en otros países, como Uruguay y España”.

La ciencia aplicada a la educación

Licenciado en Ciencias Biológicas, con doctorado y postdoctorado de la Facultad de Medicina de la UBA, Ballarini lleva años estudiando cómo se comporta el cerebro en determinadas situaciones, qué le pasa fisiológicamente, para luego aplicarlo a metodologías de aprendizaje: “Lo que tratamos luego es construir estrategias educativas que se basen en ese conocimiento del cerebro”.

Tal como explicó el investigador en su charla TED en 2016, incorporar la “sorpresa”, romper con la rutina, generar instancias disruptivas, producen mejoras en la capacidad de aprender: “Yo sé que tu cerebro cuando está en una x situación, le pasa tal cosa, pero si un rato después le cambio la situación, le pasa otra cosa y eso genera más conexiones neuronales, lo que genera más memoria y más aprendizaje”.

Sin embargo, el divulgador científico contó que una vez que prueban esas investigaciones intentan comunicarlas al sistema educativo y “al aula a veces no llega nada, lo escuchan como una nota de color y no se dan cuenta que eso puede cambiarles la manera de educar”.

Profesionalizar las capacitaciones

El científico contó que el año pasado, para una tesis de una Maestría en Educación, realizaron una encuesta a muchos docentes para conocer cómo se informan cuando no saben cómo tratar a los chicos y lo que descubrieron es que “van todos a internet y hacen búsquedas masivas”, lo que quiere decir que hay un deseo enorme por capacitarse.

“En cada jornada que organizamos van mil, dos mil personas y la mayoría son docentes. Hay una necesidad de capacitar a los maestros, y a su vez hay una necesidad de profesionalizar esas capacitaciones. Los maestros terminan yendo a capacitaciones de cualquier cosa”, agregó el especialista y expresó que es evidente que la necesidad de aprender está pero “vivimos en un país que no entiende que el modelo científico puede ser útil y no lo transmite”.

Ballarini contó que desde la ONG Educando al Cerebro intentan hacer una propuesta “de mínima”. que si bien asisten miles de docentes, son proporciones muy chicas para cambiar. “Lo paradójico es que en otros países del mundo, como España, utilizan nuestras publicaciones, nuestras hipótesis y teorías, para incorporar a las nuevas pedagogías que están aplicando en las escuelas. En Argentina, el Estado nos paga para formarnos y luego nuestro conocimiento no se utiliza acá, se utiliza afuera”.

Tal como cuenta el divulgador, actualmente hay muchos investigadores que hacen sus trabajos directamente desde las aulas, no en los laboratorios: “No es que estamos extrapolando el estudio de un ratón o una mariposa, lo estamos haciendo dentro de las escuelas. El tema es hasta qué punto el Estado le dan valor a eso y cómo hacen para transmitir ese conocimiento al sistema educativo”.

“Hay una necesidad enorme de acercar la ciencia a las escuelas”, declaró el científico y como propuesta sostiene que estaría bueno que exista un gabinete científico donde se trabaje entrelazando la ciencia y la educación, “ambas tienen un interés en común: mejorar la educación. Tiene que haber científicos involucrados en esas preguntas, docentes que entiendan que esas respuestas pueden servir para hacer un cambio educativo. Por ahora estamos muy lejos”.

Ballarini es autor del libro “REC”, donde cuenta en primera persona cómo fue la investigación. “Es un lindo cuento que le puede servir a muchas personas.  A los científicos para que entiendan que muchas respuestas no están en los laboratorios sino en las aulas y a los educadores para darse cuenta que los científicos a veces podemos ayudarlos”.