Tras una larga lucha contra el cáncer de pleura, murió el empresario Federico Ribero, uno de los mejores amigo de Marcelo Tinelli.
Ribero estuvo varios días internado Sanatorio de Los Arcos, de Palermo, Buenos Aires. Sin embargo, más allá de del trágico desenlace, es su mirada sobre la enfermedad una oportunidad para aprender desde el dolor.
"Me dieron la peor noticia, pero estoy en el mejor estado de mi vida porque nunca recibí tanto amor del puro, que es el que me da fuerzas todos los días para salir, al margen de mis hijos y mi mujer", dijo al momento de enterarse de su condición.
Ribero estaba en pareja con la modelo Andrea Burstein. El matrimonio tiene dos hijos: Francesca, de diez años, y Stefano, de siete.
El empresario practicaba meditación y hacía ejercicios de respiración diariamente, una rutina que adoptó tras un curso de la Fundación El Arte de Vivir, la ONG encabezada por Sri Sri Ravi Shankar.
Junto al instructor Juan Mora y Araujo escribió el libro Inspirar: el arte de vivir mejor.
“El arte de vivir me ayuda a ver la vida de otra manera, me ayuda a vivir la vida más lenta. Sin estrés, así se vive mejor. De otra manera. Yo no era conciente de que estaba estresado. Después me dí cuenta a través de estas técnicas de respiración que vivía con estrés”, explicó por entonces.
Lejos de entender el cáncer como un castigo, Ribero pregonaba una mirada más amplia: “Podés ponerte en el lugar de víctima, enojarte, preguntarte por qué. Pero si te conectás con lo bueno tenés más fuerzas para atravesar lo difícil (..) La mente tiende a llevarte a lugares de drama, pero lo único real es lo que te está pasando”.
Durante el tiempo que duró el tratamiento, Ribero alentaba a “vivir en paz” y a jerarquizar lo importante: “los afectos y la familia”.


