La matanza, cometida el lunes, habría sido perpetrada por milicianos a las órdenes de Andal Ampatuan Jr, hijo de Andal Ampatuan, poderoso jefe de clan y gobernador de Maguindanao (isla de Mindanao, sur), que hasta ahora era miembro de la coalición de la presidenta filipina Gloria Arroyo.

El principal sospechoso, que es a su vez alcalde de un pueblo, fue llevado en helicóptero al aeropuerto de General Santos, desde donde será trasladado a Manila, informó el secretario de Interior, Ronaldo Puno.

"No hay nada cierto en todo eso", declaró Andal Ampatuan Jr a periodistas que le preguntaron si había dirigido la matanza.

Al mismo tiempo, las autoridades iniciaron una investigación sobre unos 300 policías y milicianos del pueblo del que Amatuan Jr es alcalde, indicó el gobierno, agregando que todos ellos fueron detenidos.

"Todos los policías del puesto controlado por Ampatuan son objeto de una investigación, siendo sospechosos de complicidad en el crimen", dijo Puno.

Otros cinco jefes regionales de la policía fueron llevados a Manila, donde serán interrogados.
Puno recomendó a la presidenta Arroyo suspender a todos los dirigentes provinciales, incluyendo al gobernador Andal Ampatuan, e iniciar una investigación sobre la implicación eventual de éste en la matanza.

Veintisiete de las personas asesinadas eran periodistas y 15 eran choferes, sin ningún pleito con los sospechosos, indicó el teniente coronel Jonathan Ponce, portavoz castrense en el sur de Filipinas.

El portavoz del ejército, el coronel Romeo Brawner, indicó que "pese al despliegue en la zona de mil soldados", la "mayoría de los hombres armados" que participaron en la matanza "huyeron a las montañas". "Los estamos buscando", agregó.

El director general de la policía nacional, Jesus Verzosa, anunció empero poco antes que cierto número de los presuntos asesinos fueron detenidos, sin precisar cuántos exactamente. "No tenemos el número exacto, pero nuestros policías en la zona detuvieron a varios", aseguró.

El miércoles, Arroyo prometió que los responsables de la matanza no escaparían a la justicia, mientras la zona del crimen, donde fue declarado el estado de emergencia, era bloqueada por las fuerzas de seguridad. El jueves, vehículos blindados patrullaban en las principales carreteras de la provincia, según comprobó la AFP.

Desde el lunes, las presiones sobre la Arroyo se fueron intensificando. El miércoles, la coalición en el poder, elegida gracias a su apoyo, decidió excluir al principal sospechoso, a su padre y a su hermano.

Según el ejército y familiares de víctimas, el gobernador habría organizado la matanza para impedir a su rival, Esmael Mangundadatu, jefe de otro clan, presentarse como candidato a gobernador en las elecciones previstas el año próximo. Ampatuan deseaba que su hijo lo sucediera en el cargo.

La matanza del lunes fue perpetrada por un centenar de hombres armados que secuestraron a un grupo de políticos rivales y a los periodistas que los acompañaban, los mataron y los enterraron cerca de una granja.
Los cadáveres de las víctimas, entre ellas 14 mujeres, fueron encontrados acribillados a balazos.