Sabrina Ferrarese

El calor sofocante de la noche de este jueves no se quedó en la puerta. En el interior del Teatro El Círculo, el clima pegajoso se sentía en cada aplauso. Y hubo muchos. Fito Paéz logró colmar la capacidad del emblemático edificio con cientos de fanáticos que fueron a celebrar un cumpleaños muy especial: los 20 años de “El amor después del amor”.

Faltaban 15 minutos para que dieran las diez de la noche. Con el escenario a oscuras todavía, empezaron los primeros acordes de la canción que le da nombre al disco nacido en 1992, un ícono de la música argentina para muchos, el material más vendido de la historia del rock nacional para otros. Quizás, un poco de cada cosa, “El amor después del amor” es un puñado de canciones cargadas de luz, de erotismo y misterio. Y Fito las repasó, una por una, como si dejara tocar el disco sin Pause ni Stop.

De sobrio traje negro cortado con una corbata blanca, Paéz se dejó ver muy bien acompañado por la sensual colombiana Adriana Ferrer. Toda curvas, reemplazó la voz de Claudia Puyó y se quedó para los coros del resto del repertorio. Una especie de mujer-pandereta, toda gracia con su salvaje melena clara, que no dejó de revolear en ningún momento.

El resto de la banda: dos guitarras, un bajo, un teclado y una batería. Con mucho ritmo, marcaron el paso en un continuado siempre arriba. Es que el clima era de fiesta. “Qué calor en Rosario, che. En el mundo pasan muchas cosas, sólo acá hay buena onda”, soltó el anfitrión. Sin acotar ni una palabra del ruido a cacerolas que repicaba en todo el país, el músico prefirió brindar al público sólo música y letras, muchas de ellas ya convertidas en clásicos del cancionero que conocemos todos.

Quienes nunca se cansaron de este disco, pudieron adivinar el orden de los temas. “Dos días en la vida” y “La rueda mágica” contaron con las voces, a la distancia, de Celeste Carballo y Fabiana Cantilo, de Charly García y Andrés Calamaro, respectivamente. También se los pudo ver en videos que eran proyectados sobre el fondo del escenario. El momento más emotivo fue, sin dudas, “Pétalo de sal”, cuando la voz de Luis Alberto Spinetta sonó viva y presente, cargando de más nostalgia a una noche ya sobrepasada de recuerdos.

Los minutos más románticos llegaron con “Un vestido y un amor” y “Creo”. Otra presencia bien marcada fue la de Cecilia Roth, musa inspiradora de Páez por esos años. El rostro de la actriz se dejó ver también en el video de “Sasha, Sissi y el círculo de baba”, junto a Eusebio Poncela y un Fito de pelo largo, totalmente embelesado por esos ojos verdes.

“A rodar mi vida” fue el cierre de este homenaje propio. Ya eran las once y media de la noche cuando el músico regresó a escena, tras una brevísima pausa, vestido con traje blanco y camisa negra. Más contrastes para seguir adelante.

Sin abandonar su alegría, sin dejar de saltar ni de jugar al rocker, Fito la siguió: "Cable a tierra", "Dale alegría a mi corazón" y "Tema de Piluso" enganchados, para después darle lugar en las tablas a Vandera, quien interpretó “Si no lo hace”. Después vendrían más éxitos, los de antes y después del amor, como por ejemplo: "11 y 6" o "Al lado del camino".

“Si esto no es Rosario, ¿Rosario dónde está?”, gritó sin sacar los dedos del piano. Buscaba pogo, delirio de un público que bailó, gritó y demostró que 20 años, para quien es fanático, no es nada.