Una sorpresa muy poco grata se llevó una familia en el cementerio La Piedad este lunes cuando, al trasladar el féretro de un ser querido, se encontraron con que el nicho de destino estaba ocupado por otro ataúd.

Luego de estar algunos días sepultado bajo tierra por no haber lugares disponibles, la Justicia autorizó la derivación del cuerpo a una celda de material, pero en la que le designaron ya había otro cajón. Por esta razón, Santiago Aloma, hijo del difunto en cuestión, debió estar parado con el féretro durante una hora en la puerta del cementerio a la espera de una solución.

“Quiero que mi viejo tenga una sepultura digna, pagamos para eso. Y después entablaré una demanda judicial porque alguien tiene que pagar estas irresponsabilidades”, dijo el joven ante las cámaras de Canal 3, mientras deambulaba con el cadáver de su padre.

Finalmente, las autoridades de La Piedad informaron que solucionaron el problema, aunque no especificaron qué fue lo que se decidió.