Las palomas conforman una atracción turística en Londres pero al mismo tiempo una pesadilla para las empresas de limpieza, sometidas al implacable intestino de estos pájaros que no perdonan ni sombreros ni cabelleras al viento.

Según publicó la BBC Mundo, las palomas que pululan por los edificios de Londres tienen un nuevo enemigo: se trata de un grupo de halcones adiestrados que patrullan algunos lugares públicos de la ciudad.

Obedecen las órdenes de un cuidador, dirigiéndose a los edificios emblemáticos y estaciones de tren, mercados y aeropuertos. Constituyen una respuesta ecológica ante el problema de la polución aviar en las grandes urbes.