Investigadores españoles han descubierto el mecanismo por el que una molécula, denominada PAMP, aumenta el tamaño de los tumores, hecho investigado y comprobado sobre una cepa de ratones genéticamente modificados.

El jefe del grupo de Angiogénesis del Área de Oncología del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (Cibir), Alfredo Martínez, y el investigador postdoctoral de este grupo, Ignacio Larráyoz, son los autores de este descubrimiento, que, según han explicado, también tiene aplicaciones en el ámbito de la nanotecnología, sobre todo en las nanomáquinas.

Martínez, cuyo grupo trabaja desde hace varios años con esta molécula, señala que ya habían comprobado que, cuando se elimina o se reducen los niveles de PAMP, los tumores crecen más despacio, debido a que las células tumorales son capaces de reproducirse menos y de migrar menos, por lo que se produce menos metástasis.

También se reduce el proceso de angiogénesis, que es la formación de vasos sanguíneos en el tumor, añade este investigador, quien, junto a Larráyoz, ha encontrado la razón de este comportamiento.

El motivo es que los elementos del citoesqueleto, que le dan rigidez y movilidad a la célula, están influidos por la presencia de PAMP.

La investigación demuestra que, cuando se elimina esta molécula, que ya se conoce que influye en el crecimiento de los tumores, el citoesqueleto está más rígido y los componentes celulares se mueven a menos velocidad dentro de la célula, por lo que la célula tumoral tiene más problemas para desarrollarse, asevera Martínez.

Estos investigadores también han identificado una serie de anticuerpos y de moléculas de pequeño tamaño que son capaces de interferir con el funcionamiento de esa molécula y, por lo tanto, de reducir el crecimiento tumoral.

Larráyoz detalla que ese aspecto sobre la velocidad del tráfico intracelular se demostró primero en un tubo de ensayo y, después, en células vivas, para lo que obtuvieron cepas de ratones genéticamente modificados a los que se les eliminó el gen que produce el PAMP.

Se comprobó que, en los ratones que carecían de PAMP, las mitocondrias, que proporcionan la energía, se desplazaban más despacio que las de los ratones que sí expresaban esta proteína, según este investigador, quien asevera que también se recuperó la velocidad original al añadir PAMP desde fuera a las neuronas que no lo tenían.

Ahora será preciso estudiar si el PAMP es una buena diana terapéutica para diseñar nuevos fármacos antitumorales y analizar si esta molécula tiene algo que ver con el hecho de que algunas enfermedades neurológicas crónicas, como el Alzheimer y el Parkinson, se caracterizan por un movimiento lento de las mitocondrias del interior de las neuronas.

Este descubrimiento, según Martínez, permite entender mejor la biología del citoesqueleto, en concreto cuáles son las moléculas que regulan la velocidad de los componentes celulares, pero también tiene una aplicación en el campo de las nanomáquinas.

Las nanomáquinas son un dispositivo de tamaño muy pequeño, que utiliza componentes de la célula para mover cosas dentro de un chip de unos pocos milímetros de forma muy precisa y, según esta investigación, si se añade PAMP a ese sistema, la velocidad sería mayor.

Las nanomáquinas, que se aplican, por ejemplo, a la creación de sensores, no están aún explotadas industrialmente y no se venden en el mercado, dado que solo se utilizan en laboratorios, por lo que Martínez y Larráyoz entienden que se han adelantado "mucho" a la posible aplicación de su descubrimiento.

Fuente: EFE