La especialista en didáctica de la matemática y directora del Centro de Estudios en Didácticas Específicas en la Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de San Martín, Gema Fioriti afirma que en la enseñanza de esta disciplina “se mezcla la cuestión de la formación de los docentes con la representación que los docentes tienen de los alumnos, que no son los alumnos reales. Si bien decimos que la matemática está en todas partes, para mucha gente pareciera que no es algo visible”.

“Yo pondría en cuestión todo –afirma esta catedrática- también la enseñanza en la universidad. Arrastramos una tradición de enseñar matemática mostrándola, no haciéndola. Una actividad matemática elemental es resolver problemas, es probar que lo que uno hizo está bien hecho, y esas prácticas están muy poco presentes en la escuela, en la formación de profesores, incluso en la sociedad. Los conocimientos matemáticos están en el ambiente, pero son transparentes y eso hace una diferencia respecto de las otras disciplinas de enseñanza”.

“La matemática que se necesita para sobrevivir es poca, y de hecho no hace falta ir a la escuela para aprenderla. Hay investigaciones hechas en Brasil que muestran que los chicos de la calle suman y restan muy bien en la calle, y cuando se sientan en la escuela con guardapolvo, lápiz y papel fracasan. La matemática entra a la sociedad por la escuela, porque se aprende ahí”.

Son muchos los que opinan que hay que cambiar el modo de enseñar Matemática, en ese sentido Fioriti explicó: “Estamos trabajando en distintos aspectos. Desde la Universidad de San Martín confiamos en la formación de formadores de profesores. Estamos organizando la Escuela de Primavera en Didáctica de la Matemática, que será desde hoy hasta el 7 de noviembre; contaremos con la participación de los doctores Ole Skovsmose y Pablo Carranza, entre otros, y se centrará en las preocupaciones de la educación matemática crítica y didáctica de la estadística. Para nosotros es esencial reunirnos, discutir y difundir el cuerpo de conocimientos de esta disciplina que es bastante reciente”.

Según este enfoque “lo principal es poner al alumno en una situación de mayor protagonismo en la construcción del sentido del saber matemático. Romper con el esquema en el que hay un profesor que explica y él repite. Para eso hay que buscar situaciones de enseñanza o problemas que los alumnos enfrenten poniendo en juego sus conocimientos anteriores, sus intuiciones. Y a partir de ahí y de manera colectiva puedan darle sentido al conocimiento matemático”.

Para ejemplificar su postura Fioriti explica: “Si uno quiere enseñar la función cuadrática se pueden trabajar problemas que se modelizan con una función cuadrática. Hay muchos problemas geométricos: en contextos geométricos, uno le puede dar a un chico un problema que es estudiar cómo varía la función de un rectángulo adentro de un triángulo, entonces el chico jugando con eso puede llegar a elaborar una forma general, para cualquier situación que está puesta en ese contexto, puede estudiar cómo van variando esas magnitudes, de cómo varía el área, cómo varía el lado...”

“Los problemas de la vida real son hipercomplejos para modelizarlos matemáticamente. Entonces, lo que uno hace es buscar algo más familiar para el alumno, porque triángulos, rectángulos, los chicos conocen, saben lo que es, y con ese contexto y la gestión del docente”, agrega.

“Lo que no es simple para los profesores –advierte la docente- es encontrar los problemas. Eso es lo que hace la investigación en educación matemática: ir pensando cuáles son esos problemas más fértiles para que los alumnos puedan aprender matemática peleando con el problema, interactuando”.

Fuente: Página 12