El verano ofrece diversas posibilidades para una alimentación sana, sin embargo el poco tiempo para cocinar alimentos elaborados es un factor que juega en contra. Mantener una dieta equilibrada tanto en adultos como en niños son la premisa a seguir, en especial en épocas donde la temperatura suele ser elevada.

La licenciada en nutrición Romina Gamboa consultada por Rosario3.com explicó que el verano se caracteriza por las altas temperaturas y por las vacaciones un combo que a menudo provoca cambios en los hábitos alimentarios: "El calor hace que nuestro organismo necesite más cantidad de agua por pérdida de líquido en forma de sudor, y menos energía, sobretodo si se dedican las vacaciones a actividades sedentarias”.

En ese sentido, Gamboa agregó que “el cuerpo necesita comidas ligeras y refrescantes. Las frutas y verduras de temporada, con un elevado contenido de agua y otros nutrientes esenciales para nuestro organismo, sacian el hambre y sed de la forma apetitosa y contribuyen a mantener la piel bien nutrida e hidratada”.

Cabe mencionar que la importancia de incluir frutas y verduras en la dieta es “una de las mejores maneras de asegurar los niveles adecuados de líquidos que precisa el organismo para evitar la deshidratación, además, tienen un bajo aporte energético y resultan muy apropiados para las época estival”, agregó la especialista.

La clave es “beber líquidos en abundancia, dado que el calor aumenta la pérdida de agua y minerales a través de la piel y por ello favorece la deshidratación”, aseveró Gamboa al tiempo que recomendó tener un especial cuidado con los más chicos de la casa: “La hidratación es especialmente importante en los bebés y en los niños, ya que al tener la piel más frágil se deshidratan con más facilidad”. En cuanto a los ancianos, “hay que tener precaución dado que disminuye la sensación de sed y pueden ingerir menos agua de la que necesitan”.

En cuanto a las personas que gustan de realizar actividades al aire libre, la licenciada en nutrición recomendó “prestar especial atención a la ingesta de líquidos cuando hagamos ejercicio o pasemos mucho calor ya que aumenta la sudoración”.

“La bebida por excelencia es el agua, porque hidrata y no aporta calorías. Pero ahora en verano podemos incluir jugos de frutas o de hortalizas, o infusiones frías de manzanilla, menta, poleo, etc. El té también refresca e hidrata pero debemos tener en cuenta que contiene excitantes que pueden dificultarnos conciliar el sueño”, recomendó Gamboa.

Controlar el peso comiendo

Reducir el contenido calórico de la dieta para evitar aumentar de peso es la clave. Para ello Gamboa recomendó “incluir variedad de platos poco grasos y elaborados principalmente con verduras y hortalizas, ensaladas variadas (con hortalizas y arroz, pasta, papas) y sopas frías, y en los postres fruta fresca, gelatinas, o porqué no, una pequeña porción de helado o sorbete bien frío como capricho para el paladar y los sentidos”.

Cómo organizar en verano la comida de los más chicos

Lejos de la rutina escolar, la alimentación de los pequeños de la familia pasa a desarrollarse en un 80 por ciento en la casa, es por eso que la calidad en la ingesta de alimentos es algo que los padres no deben dejar de lado. “La alimentación es tan importante como el sueño y como las actividades, para que los niños gocen de una buena salud”, afirmó Gamboa y agregó que “hay algunas pautas que servirán de guía”, en ese sentido enumeró:

1- Las grasas jamás deben sobrepasar el 30% del consumo diario de un niño. Están concentradas en la manteca, crema de leche, lácteos enteros, huevo, margarina, y grasas animales.

2- La mayor parte del aporte energético debe realizarse a través de los hidratos de carbono, sobre la base de un 50 a 60% del consumo. Por ejemplo pan, cereales, harina, pasta, arroz, papas, batatas, legumbres y frutos secos.

3- La fruta, del mismo modo que la verdura, es una fuente importante de vitaminas y minerales, sobretodo para los niños. Es rica en fibra y su ingesta es más que recomendable.

4- La distribución de los alimentos a lo largo del día es de vital importancia. Nunca se deben realizar las comidas con prisas, saltear comidas principales, etc. Una buena masticación favorecerá la digestión, evitando así los gases y otros problemas intestinales.

5- Se debe empezar el día con un buen desayuno, basándose en leche, cereales, jugos o piezas de frutas.