Sorpresa e indignación causó en Mendoza y otras provincias cuyanas el anuncio del presidente Mauricio Macri de aumentar los impuestos internos a la bebida nacional.

A pocos días de haber ratificado en las urnas su apoyo a Cambiemos con una porcentaje abrumador de 46% para los cargos legislativos, los mendocinos no salían de su asombro cuando el mandatario anunció la decisión de subir los gravámenes 25%, porcentaje que tras la reacción del sector y la rápida intercesión del gobierno provincial, quedó en 10%.

En el marco de la presentación de las futuras reformas que se debatirán en el Congreso, el objetivo del gobernador mendocino es volver a "impuesto cero", pero mientras tanto, las reacciones de los sectores involucrados no se hicieron esperar:

El conocido enólogo Alejandro Vigil fue uno de los primeros en criticar:

Contra "las planillas de Excel"

Desde Federación Agraria, zona cuyana, expresaron que fijar una alícuota al consumo de vino "sería un golpe de gracia para muchos productores de la región". "Somos un sector que ya viene muy golpeado por años malas políticas y contingencias climáticas, como granizo, heladas o excesos de lluvias”, añadieron.

Respecto al impuesto que propuso el Poder Ejecutivo como parte del nuevo paquete tributario y que se discutirá en el Congreso Nacional, desde las bases federadas se indicó: “Es una medida que desalienta el consumo y la producción. Mientras todo el arco vitivinícola está haciendo un gran esfuerzo para revertir los problemas, el gobierno nos pone otra mochila pesada en la espalda y ‘festejamos’ que gracias a la gestión del gobierno provincial fueron benevolentes y se rebajará a la mitad de lo previsto”.

En lugar de crear nuevas alícuotas, debería fortalecerse la marca “Vino Argentino bebida nacional”, designación de promoción para alentar el consumo y valorar a un sector que contribuyó con diferentes pueblos a lo largo del pie cordillerano, que emplea una gran cantidad de mano de obra y genera arraigo alrededor de la producción de esta bebida milenaria, cuando los factores económicos y políticos ayudan, en lugar de perjudicar.

“Creemos que estas cosas no haría falta explicarlas, pero parece que las planillas de Excel no entienden de cultura, trabajo, ni esfuerzo”, plantearon las bases federadas.

El vino: “bebida nacional”

La ley 26.870, promulgada por la ex presidenta Cristina Kirchner y publicada en el Boletín Oficial en 2013, declaró al vino como “bebida nacional” y permitió que sea considerado un alimento.

Importantes beneficios se desprendieron de esta norma, entre las que se destacaban, la promoción del desarrollo de las economías regionales a partir de acciones relacionadas con actividades de servicios vinculadas al sector vitivinícola, y la revalorización de los recursos humanos asociados a la producción, desde el viñedo hasta la comercialización.