El aumento de los comportamientos sedentarios durante las actividades laborales y domésticas trae aparejado consecuencias negativas para la salud, destaca un informe de la Organización Mundial de la Salud. La inactividad física es “un factor de riesgo independiente de enfermedades crónicas y se calcula que, en general, causa 1,9 millones de muertes anuales en todo el mundo”, advierte.

Los niveles de inactividad física son elevados en prácticamente todos los países desarrollados y en desarrollo. En los países desarrollados, más de la mitad de los adultos tienen una actividad insuficiente. En las grandes ciudades de crecimiento rápido del mundo en desarrollo la inactividad es un problema aún mayor.

Por consiguiente, las enfermedades no transmisibles asociadas a la inactividad física son el mayor problema de salud pública en la mayoría de los países del mundo. Se necesitan con urgencia medidas de salud pública eficaces para mejorar la actividad física de todas las poblaciones.

La evolución mundial de la actividad física es especialmente preocupante en algunas poblaciones de alto riesgo: jóvenes, mujeres y adultos mayores.

Diferentes resultados de salud requieren diferentes tipos y cantidades de actividad física: al menos 30 minutos de actividad física regular de intensidad moderada la mayoría de los días de la semana reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes y cáncer de colon y mama. El fortalecimiento muscular y los ejercicios de equilibrio pueden reducir las caídas y mejorar el estado funcional de los adultos mayores. Para controlar el peso puede ser necesaria una mayor actividad física.

El aumento de la actividad física es un problema social, y no exclusivamente individual. Por consiguiente, requiere un enfoque poblacional, multisectorial, multidisciplinar y adaptado a las circunstancias culturales.

Fuente: Organización Mundial de la Salud