Los expertos coinciden en señalar que la incontinencia de esfuerzo es un mal común entre las mujeres mayores de 60 años, aunque también puede darse en personas más jóvenes. Cambiar los hábitos en la ingesta de líquidos, realizar fisioterapia y utilizar medicamentos son las opciones más comunes de tratamiento; también existe la cirugía para casos puntuales.



Sin embargo, a pesar de su masividad, "el problema es que la mayoría no lo comenta y tampoco consulta al médico porque cree que se trata de un mal propio de la edad. Pero ésta no es una enfermedad del envejecimiento", afirma tajante el doctor Humberto Chiang, urólogo y autor del libro "Incontinencia urinaria. Muchas causas, muchas soluciones".



"La incontinencia urinaria es un síntoma; entonces, detrás de ella, puede haber muchas enfermedades distintas. Por ejemplo, en adultos mayores hay un tipo que se llama hiperactividad del detrusor, donde la vejiga se contrae en forma involuntaria, y las personas sienten necesidad de orinar más seguido, y muchas veces no alcanzan a ir al baño, lo que podría deberse a enfermedades neurológicas, como esclerosis múltiple ", agrega el doctor Chiang.



Otra es la incontinencia de esfuerzo, que aparece en las mujeres que han tenido varios partos, y que suele agravarse en la etapa post menopáusica, ya que entonces disminuye la elasticidad de los tejidos.



El cambio en los hábitos de ingesta de líquido, la fisioterapia y el uso de medicamentos son los tratamientos más usados. Pero cuando la terapia médica no funciona, la cirugía es una opción.



Para la incontinencia de esfuerzo, por ejemplo, existe una operación poco invasiva, que no suele requerir más de un día de hospitalización, y consiste en colocar una cinta por debajo de la uretra, que la sostiene y reemplaza los ligamientos laxos.



"Esta última es más común en las mujeres que tuvieron hijos con un peso mayor de 4 kilos y en cuyos partos se utilizaron fórceps, aunque también puede deberse a otras enfermedades, como por ejemplo la diabetes, que podría provocar que el esfínter no funcione bien", explica la coloproctóloga de la Universidad Católica, María Elena Molina.



"Este tipo de incontinencia se puede ver indistintamente en gente joven y mayor, aunque es más común que se vea en personas con más de 60 años, porque los músculos pierden tonicidad", dice la doctora Molina.



Un tratamiento para este problema es el biofeedback , una técnica que, apoyada por un kinesiólogo, ayuda a reforzar la musculatura perineal.



Sin embargo, uno de los tratamientos más recientes y con mejores resultados es la estimulación percutánea del nervio tibial posterior (ver infografía), que consiste en enviar, a través del nervio de la pierna, impulsos eléctricos al recto y a todo el suelo pélvico para que mejore su funcionamiento.



"Esto es un boom a nivel mundial, que lleva poco tiempo aplicándose, sirve para los distintos tipos de incontinencia y no requiere cirugía", explica la doctora María Elena Molina.



Fuente: El mercurio