Un grupo de científicos del Instituto de Biotecnología y Biología Molecular (IBBM), que depende de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y del Conicet, trabaja en la aplicación de técnicas de biología molecular para el diagnóstico de neoplasias pediátricas de chicos que son pacientes del Hospital de Niños de la capital bonaerense

El bioquímico Mario Aguilar, director del instituto e investigador del Conicet, explicó que cuando en el Hospital de Niños se detecta que un paciente puede tener un tejido tumoral se hacen preparados histológicos y, a través del microscopio, se observan las características que tienen las células que son anormales y que pueden ser cancerígenas.

“Son los que se llaman sarcomas de tejido blando. Puede ser músculo, tejido conectivo o tendones. Aparece como una masa que en tamaño se diferencia del desarrollo armónico del resto del organismo. A veces son dolorosos. Todo depende de dónde se ubique”, detalló Aguilar, que además es profesor en esa unidad académica de la UNLP.

Según el científico, existen dos grupos de tumores, uno que tiene más frecuencia en menores de 6 años y otro que aparece más en mayores de esa edad. En el IBBM trabajan en el diagnóstico molecular de fibrosarcoma infantil o de rabdomiosarcoma alveolar. Las estadísticas indican que entre un 5% y el 7% de los tumores infantiles corresponden a esos casos”, sostuvo el profesional.

Para complementar su labor, y apuntar a un diagnóstico más preciso de las neoplasias pediátricas, el grupo de científicos de la Universidad Nacional de La Plata trabaja en la aplicación de técnicas de biología molecular. “Algunos están asociados con alteraciones genéticas que dejan una impresión en los cromosomas. Esas alteraciones son las que nosotros tratamos de buscar y lo hacemos a través de métodos in vitro. No tenemos experiencias con niños”, aclaró Aguilar.

El bioquímico señaló que los métodos tradicionales de diagnóstico -que se basan fundamentalmente en estudios histopatológicos- en algunos casos no permiten diferenciar entre tumores cuyo tratamiento y pronóstico depende de una correcta clasificación. En esos casos se debe recurrir a estudios complementarios.

Precisamente, la aplicación de técnicas de biología molecular puede ayudar a resolver aquellos casos en los que puede haber ambigüedad. Una vez realizado el diagnóstico pueden aplicarse diferentes estrategias terapéuticas.

Los avances en el conocimiento de los genomas y las metodologías para examinar genes proveen una alternativa para examinar patologías asociadas a alteraciones estructurales en genes asociados a defectos. En el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de la UNLP disponen de capacidad y de herramientas para realizar estudios genéticos que pueden ser explotados en aspectos del diagnóstico en niños.

“Nosotros actualmente estamos tratando de validar técnicas de biología molecular revelando la estructura de algunos genes, para lo cual usamos el material genético que podemos extraer de los tejidos de pacientes sospechosos, confirmados o no, de algunos de los sarcomas infantiles que estudiamos”, explicó el director del instituto Mario Aguilar. Añadió que “a partir de ese material extraemos cantidades minúsculas de material genético y lo usamos como el blanco sobre el cual vamos a mirar las alteraciones genéticas”.

El investigador señaló que tal vez en el futuro una submuestra de una biopsia pueda ser material útil para hacer el diagnóstico. Además, mencionó que en el IBBM están interesados en proyectar algunos desarrollos y capacidades del instituto a servicios hospitalarios. “Creemos que hay una vacancia que se puede mejorar”, dijo el bioquímico. “El diagnóstico de los patólogos se hace muy bien, pero ahora existe la posibilidad de mirar las cosas desde otro ángulo y, quizás, con mayor grado de precisión”, concluyó.

Fuente: Facultad de Ciencias Exactas - UNLP