La noticia remite a prácticas de otros tiempos. Dos colegios católicos de la ciudad de Santa Tomé, que está pegada a la capital provincial, decidieron no permitir la vacunación contra la rubéola en esos establecimientos
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Esta actitud generó un pedido de informes del diputado nacional Eduardo Di Pollina (PS), que, en declaraciones a Radio 2, reveló que estas escuelas se opusieron a realizar la vacunación contra la rubéola “basándose en un artículo publicado en un sitio web ultracatólico denominado diario7 que habla de «genocidio mediante campañas masivas de vacunación» y manifiesta que con esta vacuna la mujer quedaría infértil y sin posibilidad de embarazarse”. Esa falsa información circuló también en cadenas de mails y fue desmentida por los especialistas, tal como lo reflejó Rosario3.com la semana pasada. Una de esas especialistas, la infectóloga Marcela Vera Blanch, sostuvo que la actitud de los colegios que no permiten la vacuna "no se entiende" y recordó que con la campaña se protege contra dos enfermedades muy importantes, rubéola y papera, y ésta última, si se produce en la adolescencia, sí puede generar infertilidad.

La campaña de vacunación fue dispuesta por el gobierno nacional para eliminar el síndrome de rubéola congénita y controlar la rubéola en la Argentina. La población objetivo son las mujeres de 15 a 39 años y los hombres en poblaciones cautivas.

Las instituciones educativas Nuestra Señora de la Paz e Hijas de la Inmaculada Concepción –según reveló el portal de Internet Santo Tomé La Noticia on line– informaron a los padres la decisión de no vacunara en esas escuelas basándose en el artículo que menciona Di Pollina.

El Arzobispado de Santa Fe, en tanto, aseguró que no existía ninguna orden para que los colegios católicos tomaran esa medida. Además se aclaró que el sitio de internet que cuestionó la información no pertenece a ninguna institución católica, sino a un particular identificado como Juan Carlos Sánchez.

Di Pollina, en tanto, dijo a Radio 2 la decisión de las autoridades escolares de esos establecimientos “no está basada en cuestiones científicas que la respalden. Por el contrario, constituye una insólita medida que produce en los padres de los alumnos la incertidumbre de encontrarse en contradicción con una campaña de salud, dispuesta nacionalmente”.

En ese sentido, Di Pollina pide que el gobierno tome medidas porque “sin desconocer la gravedad de esa decisión, resulta aún más preocupante que no sean las detectadas las únicas que se hayan verificado en el resto del país. Por ello es imperativo que la autoridad de salud pública nacional haga un control para determinar si aquellas insólitas decisiones se circunscriben a los establecimientos mencionados o se han generalizado. En cualquier caso, corresponde que por imperio legal se revierta la situación planteada”.