Amantes del whisky, tengan cuidado: la próxima vez que pidan esa bebida en un bar, asegúrense antes de beberlo que se trata efectivamente de whisky. Como le sucedió a un español, puede que el vaso parezca lleno de whisky pero en realidad se trate de detergente.

Un mozo español fue multado con 120 euros por dejar una botella de whisky con detergente que, por error, bebió luego un cliente, quien sufrió quemaduras en la laringe, esófago y el estómago.

El Juzgado de lo Penal número 3 de Córdoba, España, multó al camarero porque dejó una botella de whisky rellena con detergente sin avisar a nadie de su contenido, de tal forma que fue ingerido por un cliente. El juzgado consideró que el acusado, que también indemnizará a la víctima con 2 mil euros, es autor de una falta de imprudencia leve.

El mozo aseguró que no le quedaba detergente y que alguien le trajo un poco en una botella de whisky desde otro local. Posteriormente, aún sabiendo que la botella contenía detergente y que mantenía su etiqueta original de whisky, el trabajador no advirtió de ese hecho al propietario del local, ni tampoco escondió la botella en un lugar seguro ni le puso ninguna señal que la distinguiese de las otras botellas de whisky.

Dos días más tarde, un cliente de 70 años llegó al bar en cuestión y pidió que le sirvieran un whisky. En el local se encontraba otro camarero, que le sirvió el contenido de la botella con detergente pensando que era whisky. Pero pronto descubrieron que era otra cosa.

El cliente probó la bebida, sintió una quemazón fuerte y, aunque escupió el producto y se enjuagó la boca con agua, no pudo evitar que el líquido le provocara quemaduras, por lo que se fue rápidamente a un hospital. El cliente sufrió edemas, eritemas y úlceras en la faringe, laringe, esófago y estómago, lesiones por las que estuvo ingresado 21 días, de los cuales 18 no pudo alimentarse por sus propios medios.