Estrés y síndrome de quemado -o burnout- no son lo mismo. Si bien el estrés es la puerta que nos lleva hacia el síndrome de burnout, es posible lidiar contra las consecuencias que generan las altas horas de trabajo, las presión y todo aquello que nos termina provocando una crisis emocional que atenta contra nuestra autoestima y termina afectando como personas y como profesionales. La clave está en saber cómo manejar nuestra inteligencia emocional, según sostiene Universia.

Al menos así lo asegura en una presentación acerca de cómo la influencia de la inteligencia emocional es clave para lidiar con el sindrome burnout, realizada este año en la Universida de Pensilvania, en Estados Unidos, por la directora del área de aprendizaje y cambio organizacional de Huron Consulting Group, Kandi Wiens. Para la presentación evaluaron el nivel de estrés de 35 jefes de servicios médicos de distintos hospitales, para saber cómo lidiaban con el síndrome de quemado.

A pesar de que el 69 % de las personas evaluadas asegura que sus niveles de estrés son altísimos, la mayoría no llega a padecer el burnout.

Por qué la inteligencia emocional es la clave

La capacidad de autoanálisis para intentar entender nuestras emociones y el origen de nuestras frustraciones es fundamental para poder llevar adelante un diálogo interno que nos permit. darnos respuestas a nosotros mismos y evitar que nuestros sentimientos nos arrastren y nos lleven a padecer una crisis interna. Lo mismo con nuestra capacidad de autocontrol para manejar nuestros impulsos y mantenernos calmos ante situaciones de estrés, o nuestra capacidad para resolver situaciones conflictivas que nos permitan canalizar nuestras emociones hacia la resolución de problemas.

Qué podemos hacer para manejar el estrés

Muchas veces, el estrés nos lleva a transitar el dañino camino de los excesos en un intento de tapar sus consecuencias. Para lidiar con esta problemática de la mejor manera posible, a continuación te ofrecemos una serie de recomendaciones:

1. Evitar ser la fuente del estrés

Muchos de nosotros, por nuestra manera de ser, creamos más estrés por nuestro exceso de responsabilidad, por querer ser perfeccionistas o por pensar demasiado en cosas que podrían llegar a pasar en el futuro. Según testimonios de los jefes médicos evaluados para el informe, el hecho de ser consientes de que en muchas oportunidades algunos eran demasiado severos con ellos mismos les permitió entablar un diálogo interno para establecer límites a sus emociones.

2. Reconocer tus propias limitaciones

Conocer tus fortalezas y debilidades te permitirá tener más claro cuáles son las batallas internas y cuál es la mejor estrategia para poder lidiar con ellas y evitar que te afecten. Según el estudio, los jefes de servicios médicos contaron que el cambio de médico clínico a un rol de liderazgo vino acompañado de mayores niveles de estrés. Aquellos que en esta situación se dieron cuenta que las demandas sobrepasaban sus habilidades buscaron ayuda y consejo de expertos.

3. Respirar de manera profunda cuando sentís que la tensión aumenta

Varios de los entrevistados aseguraron implementar técnicas del Mindfulness  para lidiar con situaciones de estrés y así bajar sus niveles de tensión en situaciones complejas. Según testimonios, poner en práctica técnicas de Mindfulness permite estar más abiertos en la búsqueda de soluciones y no perder el tiempo por estar a la defensiva. Puede ser difícil ser consientes de la respiración en un momento de estrés, pero es importante recordar que poder manejar nuestra atención es un paso clave en el camino al autocontrol.

4. Reconsiderar nuestro punto de vista

En una situación particular puede que veamos un problema como algo a resolver o como una amenaza. La diferencia entre una perspectiva y la otra es que la primera puede ser menos estresante que la segunda. Por lo tanto, tener la capacidad de cambiar nuestra perspectiva y evitar ver como amenaza la situación que se plantea frente a nosotros puede incluso motivarnos a querer resolver el problema en lugar de provocarnos estrés.

5. Ponerse en lugar del otro

Los conflictos son por naturaleza situaciones estresantes. Por eso, para intentar mitigar el estrés que generan, lo mejor es intentar ponerse en el lugar del otro para entender mejor el problema. Esto nos dará una mejor perspectiva y nos abrirá al diálogo en lugar de ponernos en una posición defensiva.