Menos del 1% del agua distribuida en el planeta es la que se usa como fuente para la bebida, el resto está distribuido en mares, océanos y hielos, y vapor de agua. Por lo tanto, es una preocupación de los investigadores cuidar nuestros recursos hídricos y prevenir mayores deterioros en el planeta en los próximos 50 años.

Muchas poblaciones de la provincia de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires se abastecen para el consumo diario de aguas subterráneas. El problema es que estas aguas contienen concentración de arsénico y de flúor por encima de las normas de calidad de aguas para la bebida. Otras localidades poseen hierro y manganeso en las aguas subterráneas y, aunque no afectan en forma directa a la salud, causan problemas de coloración del agua, manchado de sanitarios y ropa, aún cuando se encuentren en muy bajas concentraciones.

“El arsénico es un elemento que se encuentra en aguas subterráneas y proviene de cenizas volcánicas que en otras eras geológicas se depositaron en nuestros suelos”, contó Graciela Sanguinetti, directora del Centro de Ingeniería Sanitaria (CIS) y jefa del laboratorio de Química y Microbiología de aguas.

Ante esta problemática, desde hace muchos años, el CIS investiga la posibilidad de aplicar tecnologías apropiadas a la economía y metodologías sustentables, para eliminar no sólo el arsénico sino la concentración de flúor, hierro, manganeso y sales de las aguas y hacerlas aptas para el consumo.

Como resultado de proyectos de investigación realizados en el Centro se desarrollaron dos sistemas de tratamiento de aguas denominados ArCIS-UNR y BioCIS-UNR, que cuentan con patente y marca registrada. El proceso ArCIS permite remover arsénico y fluoruros mediante el agregado de una sal de aluminio y dos etapas de filtración. Se aplicó en plantas a escala real que operan en las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. El proceso BioCIS consiste en remover hierro y manganeso de las aguas subterráneas mediante biooxidación y filtración. Se aprovecha la capacidad de precipitar el hierro y el manganeso que poseen ciertas bacterias presentes naturalmente en el agua subterránea.

La construcción de esas plantas está a cargo de Idear SA, una empresa cuyos profesionales son docentes e investigadores de este Centro y donde se aplica lo que se investiga. Además, el CIS realiza una asistencia técnica y análisis de fluidos a un importante número de empresas locales y regionales.

El otro proyecto que se trabaja en el Centro es el tratamiento de excretas, heces y orina. “Se buscan alternativas de saneamiento ecológico, es decir, un enfoque diferente al que desde la Ingeniería Sanitaria venimos enseñando, como el tratamiento convencional de los líquidos cloacales” señaló Sanguinetti.

La propuesta del saneamiento ecológico es sanitizar y reciclar, es decir, eliminar los microorganismos patógenos presentes en las excretas para poder reciclarlas y fertilizar los suelos. De este modo, nutrientes importantes que pertenecen al suelo, como el nitrógeno, fósforo, retornan a éste y se evita la contaminación de las aguas.

“En nuestro país, tenemos culturalmente incorporado el flush del baño. Apretamos un botoncito y una descarga de 10 a 15 litros de agua potable se lleva nuestras excretas. Pero nunca nos preguntamos adónde va a parar y si impacta al medio ambiente, por lo que esta alternativa constituye una creciente amenaza para las décadas futuras, donde se estima que la población se multiplicará exponencialmente” indicó la investigadora.

Fuente: UNR