Se considera estrés académico aquel que se produce en el ámbito educativo, en cualquiera de sus niveles, desde el preescolar hasta el universitario. La sobrecarga de actividades, la necesidad de responder a las expectativas familiares, el manejo del tiempo y la preparación de exámenes, son algunos de los estresores reportados por los estudiantes universitarios como demandas que muchas veces logran sobrepasar su capacidad de afrontamiento.

La investigación sobre el estrés académico y el funcionamiento inmunológico tiene lugar en el marco del proyecto de investigación denominado “Relaciones entre psicología y biología humana: su problematización y su integración en la formación del psicólogo” que se encuentra en actual ejecución, dirigido por el Dr. Eduardo Audisio, desde la cátedra Biología Humana de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario. Se adopta un abordaje multidisciplinario teniendo en cuenta las complejas interacciones entre el aparato psíquico, el sistema endocrino y el sistema inmunológico. Desde este paradigma las emociones son consideradas factores determinantes en el dinámico proceso salud-enfermedad.

Dado que el funcionamiento inmunológico es sensible a los efectos del estrés psicosocial, los docentes Pablo Martino, Marina Terradez y Sabrina Cavallaro, concluyeron tras una revisión teórica, en la existencia de cuatro grandes parámetros inmunitarios frecuentemente alterados frente a situaciones de estrés académico, especialmente durante el período de exámenes: disminución en la actividad proliferativa de los linfocitos T y de las células Natural Killers, variaciones anormales en los niveles de inmunoglobulinas, alteración en el perfil de citoquinas y susceptibilidad al padecimiento de enfermedades infecciosas.

Los investigadores entienden que si bien la respuesta de estrés tiene una finalidad adaptativa y crucial para la supervivencia, en aquellas situaciones donde se mantiene en el tiempo a magnitudes elevadas, se termina por generar una “cascada” de mediadores químicos (adrenalina, noradrenalina y cortisol) capaces de inducir el desgaste de diversos aparatos y sistemas corporales.

Los investigadores compararon la presencia de enfermedades infecciosas en un período de exámenes y en uno de cursado normal sin exámenes, en la segunda mitad del año pasado. Se contactaron estudiantes voluntarios de segundo año de la carrera de Psicología entre los que se halló una mayor prevalencia de enfermedades infecciosas y estrés durante el período de evaluaciones. “Los resfríos, gripe, fiebre, tos, estornudos, dolor de garganta, herpes, ulceraciones, congestión y estado de debilidad general son padecimientos frecuentes en la población, pero frente a situaciones de elevado estrés se potencian, o en otras palabras, tienen el camino facilitado para su manifestación”, señala Martino.

De acuerdo al estudio epidemiológico efectuado sobre los alumnos de Psicología, durante la época de exámenes se obtuvo mayor reporte de casi todas las enfermedades y síntomas infecciosos evaluados. Por ejemplo, un 20% de los estudiantes informaron haber padecido gripe los días cercanos a la realización de exámenes, mientras que durante el período de clases, en el mismo grupo de alumnos encuestados, la prevalencia de gripe se redujo al 2% de los casos.