El deterioro de las funciones cerebrales es una de las consecuencias del envejecimiento. El catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid Francisco Mora se ha planteado si es posible retrasar el envejecimiento cerebral. 

Profesor de Fisiología, desarrolla una intensa actividad como investigador, conferenciante y divulgador científico especialmente de la neurociencia, lo que se traduce en una larga serie de libros y publicaciones que tienen como objetivo, como reconoce en su última obra, “El sueño de la inmortalidad”, llevar los nuevos descubrimientos realizados por esta ciencia a la sociedad.

Y afirma: “Los conocimientos que ha aportado la neurociencia, la ciencia que estudia el cerebro desde todas las vertientes posibles, han cambiado las perspectivas de nuestras ideas acerca del envejecimiento. No ya con nuevos matices, sino con cambios que representan un antes y un después, arrumbando dogmas que hemos mantenido como inamovibles hasta hace pocos años”.

Señala también el profesor Mora que es el momento de “ventilar los laboratorios porque poca fortuna tendrán los nuevos conocimientos si estos no sirven a aquéllos a quienes pagaron por obtenerlos”. Sobre estos parámetros se orienta una buena parte de su actividad como divulgador científico.

Una de las más que interesantes cuestiones que plantea es la de por qué “envejecemos mal”. Para Francisco Mora, la respuesta viene asociada al hecho de la jubilación y a una serie de roles sociales y actitudes predeterminadas, en el sentido de que “todo está hecho ya”, asociadas a ella y que determinan la dejadez del individuo hacia sí mismo, en no pocos casos.

En realidad se trata de crear un estado mental y físico radicalmente opuesto al descrito. El catedrático recuerda lo que dice la eminente Rita Levi-Montalcini sobre que una de las causas posibles del fracaso de una vejez con éxito pudiera radicar “en la falta de previsión en la juventud y en la edad adulta, que impide tener una preparación para ejercer actividades alternativas durante la vejez.” Dice Francisco Mora: “A mí, no me cabe duda alguna de que la ralentización del envejecimiento arranca de esa emoción que carga de significado el mundo que nos rodea y nos impulsa a modificarlo”. Tal emoción, si los genes y la suerte nos son propicios -sostiene Mora- pueden acompañarnos hasta edades muy avanzadas.

Algunos autores consideran que el envejecimiento del cerebro comienza alrededor de los cuarenta años. Para el doctor Mora este proceso se inicia cerca de los treinta. Al igual que fenómenos como la presbicia, que se inicia en torno a los 45 años, el organismo humano tiene sus propias fechas de caducidad. Hay que decir que el proceso de envejecimiento del individuo es un proceso fisiológico en el que se suma, por un lado, la carga genética del individuo, estimada en un 25 por ciento, y, por otro, el medio ambiente en el que vive el individuo y su estilo de vida (75 por ciento).

Fuente: Universidad Complutense de Madrid