Las autoridades de Estados Unidos inspeccionaron este viernes las pertenencias y la vida del mayor Nidal Malik Hasan, un psiquiatra musulmán "de carácter solitario", en busca de las razones que le llevaron a disparar contra sus compañeros en la base de Fort Hood, de Texas.

El ataque de ayer dejó 13 personas fallecidas y 30 que resultaran heridas. Hasan, el presunto autor de la matanza en Fort Hood, no usó armas reglamentarias del Ejército, sino dos pistolas que había comprado a título personal.

La policía militar y federal registró su departamento en Killeen (Texas) y el automóvil que estacionó en la base. También comenzó a entrevistar a las personas que lo conocen.

Mientras tanto, Hasan, de 39 años, permanece en coma, aunque en condición estable, tras ser alcanzado por los disparos de una policía civil, la sargento Kimberly Munley.

"Se topó con el atacante. En un intercambio de disparos, ella fue herida, pero logró alcanzarle cuatro veces. Fue una actuación estupenda y enérgica por parte de esta agente de policía", dijo en una rueda de prensa el teniente general Robert Cone, el comandante de la base.

Hoy han comenzado a conocerse la identidad de las víctimas, jóvenes soldados que se preparaban para ser desplegados en Afganistán o Irak, o que volvían de allí.

Hasan también debía seguir ese camino, dado que tenía órdenes para ser trasladado a Afganistán, la primera vez que iría a la guerra, informó el coronel Steve Braverman.

Algunos colegas y familiares declararon a la prensa estadounidense que quería que Estados Unidos se retirara de esos dos países, que intentó abandonar el Ejército y no deseaba ir al frente, pero enfatizaron que nunca manifestó ideas extremistas.

"Le mortificaba la idea de ser desplegado", dijo al diario The New York Times su primo Nader Hasan, quien añadió que "la gente le contaba a diario los horrores que vieron" en combate.

Hasan, quien nació en Virginia de padres palestinos, estudió psiquiatría en una universidad militar y en el hospital Walter Reed, la principal instalación para heridos de guerra del Ejército, trató las secuelas psicológicas que traían los soldados.

En un comunicado, su familia indicó que las acciones de Hasan son "atroces y deplorables", y dijo estar "orgullosa de Estados Unidos".

El presidente Barack Obama instó a los ciudadanos a no "precipitarse a sacar conclusiones" tras el ataque, en una declaración en la Rosaleda de la Casa Blanca

Algunos soldados que presenciaron la matanza han dicho que Hasan gritó "Allahu Akbar!", que significa "Dios es grande" en árabe, antes de disparar, según el comandante de la base.

Organizaciones islámicas de Estados Unidos condenaron el ataque y dijeron haber recibido amenazas anónimas cuando se supo que su autor era musulmán.

Fuente: EFE