Los autores de una investigación observaron un 25 por ciento menos riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en hombres y mujeres que consumían una o más porciones semanales de pescados blancos o grasos. Pero, inesperadamente, hallaron que quienes comían la misma cantidad de mariscos (en especial, camarones, cangrejo y mejillones) tuvieron un 36 por ciento más riesgo de padecer diabetes tipo 2.

En verdad, "no serían los mariscos en sí lo que aumenta el riesgo de diabetes", dijo la doctora Nita Forouhi, del Hospital Addenbrooke, de la University of Cambridge.

Se trataría más bien de la cocción y la preparación usada, por ejemplo, en Gran Bretaña: los aceites o la manteca que se usa para freírlos y las salsas a base de mayonesa con las que se sirven los mariscos. Todo eso elevaría el consumo de colesterol y, por lo tanto, el riesgo de diabetes.

El equipo de Forouhi evaluó el consumo semanal de mariscos más pescados blancos (como bacalao, eglefino o anón y pez mantequilla) o los pescados grasos (como verdel, arenque, atún y salmón) en 9.801 hombres y 12.183 mujeres. Los participantes tenían entre 40 y 79 años y no presentaban antecedentes diabéticos. En 10 años, 725 desarrollaron diabetes tipo 2.

Tanto el bajo peligro asociado con el consumo de pescados blancos y grasos, como el alto riesgo relacionado con el consumo de mariscos se mantuvieron al considerar varios factores de riesgo de la diabetes, como el sedentarismo, la obesidad, la ingesta de alcohol y el bajo consumo de frutas y verduras.

El equipo insiste en que la relación entre el consumo de mariscos y el riesgo de diabetes demanda más investigación en otras poblaciones. Esa relación, comentó Forouhi, "no significa que una sea la causa del otro".

Fuente: Reuters