Al menos 6.000 civiles murieron en Irak durante los meses de mayo y junio pasados, mientras que los secuestros y la tortura siguen extendiéndose en el país, según un informe de la ONU.

El documento, presentado por la Misión de Asistencia de la ONU en Irak (Unami), indica que han aumentado los crímenes por cuestiones sectarias en todo el país y también el número de profesionales que son víctimas de la violencia. Según los datos de Unami, en mayo murieron 1.294 civiles –entre ellos 58 mujeres y 17 niños–, mientras que en junio las bajas fueron de 1.554 civiles –66 mujeres y 30 niños–.

El informe denuncia que cientos de profesores, jueces, doctores, y líderes religiosos son blanco de los actos de violencia. Además, son miles los iraquíes que se han visto obligados a desplazarse a otras áreas del país. "Las mujeres, las minorías nacionales y religiosas, así como los homosexuales, son las principales víctimas del acoso y la intimidación", sostiene el documento.

Desde la invasión de Estados Unidos en Irak en 2003, han muerto al menos 50.000 personas, de las cuales 18.933 fallecieron por enfrentamientos militares y ataques terroristas entre el 5 de abril de 2004 y el 1º de junio pasado.

Otro elemento clave para la estabilización del país, según la Unami, es el acatamiento de la ley y el orden, y la necesitad de desmantelar las numerosas milicias y los grupos armados que han sido acusados de cometer graves violaciones de los derechos humanos y otras actividades criminales. "El control de los derechos humanos en Irak es un gran desafío, particularmente, porque la inseguridad hace difícil verificar de forma independiente las alegaciones", concluye el informe.