Israel continuó este domingo con sus bombardeos sobre varias localidades del Líbano, entre ellas Sidón por primera vez en doce días de ofensiva, y Hezbolá prosiguió con sus ataques a Haifa, mientras siguen los combates en la frontera y la ONU y el Papa volvieron a exigir un alto el fuego inmediato.

Al menos una persona murió y otra resultó herida en la región oriental de Baalbeck, donde varias aldeas y ciudades fueron atacadas por los aviones israelíes, que destruyeron fábricas, viviendas y lugares de culto, según fuentes policiales, que confirmaron otros dos civiles heridos en Chmastar.

También hubo heridos, al menos cuatro, en Sidón, en el primer ataque aéreo israelí desde el inicio de la ofensiva contra ese puerto sureño, refugio de miles de personas que huyen del castigado sur, que fue atacado de nuevo, en especial Tiro y Nabatieh.

Los barrios del sur de Beirut, casi completamente destruidos al considerarlos Israel feudos de Hezbolá, fueron objeto de al menos siete ataques.

Previamente, la aviación israelí había bombardeado instalaciones de teléfonos móviles y de medios informativos, causando al menos un muerto y decenas de heridos, entre ellos 15 franceses, según afirmó en Amán el ministro galo de Exteriores, Philippe Douste-Blazy.

En Haifa, al norte de Israel, dos civiles murieron y otros diez resultaron heridos por los cohetes de Hezbolá, que lanzó al menos trece katiushas contra esa localidad, la tercera del país.

En la vecina Carmiel cayeron cuatro cohetes y resultaron heridos dos niños, dijeron fuentes hospitalarias. También fueron atacados los suburbios de Haifa y el pueblo de Nésher.

Los responsables de Defensa Civil, que aconsejaban a la población a volver a sus puestos de trabajo, llaman ahora a mantenerse en los refugios.

Mientras, en la frontera prosiguen los combates, confirmó Milos Struger, portavoz de la Fuerza Interina de la ONU (FINUL), que dijo que la situación "permanece más o menos estable".

Este sábado, Israel tomó el control de la localidad libanesa de Marún Al Ras y de la de Marahuine, aunque las tropas se retiraron después de esta segunda aldea, según fuentes israelíes y de la FINUL.

Fuentes de Hezbolá admitieron los choques, pero insistieron en que, hasta el momento, Israel no ha conseguido tomar posiciones en ninguna localidad.

Struger también aseguró que un gran número de civiles trata de huir de la zona y que "ahora mismo la prioridad de la FINUL es tratar de ayudarlos al escapar de los combates".

El Ejército israelí advirtió a los civiles de 13 poblaciones cerca de la frontera que deben abandonarlas y retirarse al norte del río Awali, al norte de Sidón y a 35 kilómetros al sur de Beirut.

En Beirut, tras visitar los devastados barrios del sur, el subsecretario general para Asuntos Humanitarios de la ONU, Jan Egeland, hizo un llamamiento en favor de los desplazados.

Se estima que unas 600.000 personas han tenido que abandonar sus hogares desde que el pasado día 12 Israel lanzara una ofensiva aérea, terrestre y marítima contra el territorio libanés, que ha causado al menos 362 muertos.

Egeland también insistió en que los bombardeos contra civiles están prohibidos por las convenciones internacionales.

También el Papa Benedicto XVI se acordó de las víctimas inocentes, convocó una jornada de rezos y penitencias e hizo "un fuerte llamamiento" a las partes para que cese "inmediatamente" el fuego y se permita enviar ayuda humanitaria.

El Pontífice abogó para que con la ayuda de la comunidad internacional se busquen las "vías para el diálogo" el mismo día en que la secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, parte hacia la región, donde este lunes se reunirá con el primer ministro Ehud Olmert.

Pero, según publica el diario Haaretz, aún no se anunciará un alto el fuego, porque Washington aprueba una semana más de ofensiva y Rice viajará de nuevo a Israel el próximo domingo, día 30, para anunciar entonces sí el cese de las hostilidades.