El equipo jurídico de la agrupación Hijos Rosario se presentará este lunes en el juzgado federal Nº4 para constituirse como querellante en la causa Altamiramo. En el mismo acto los abogados presentarán ante el juez Martín Bailaque una serie de documentos y testigos que refieren al asesinato de Conrado Galdame, y dos ciudadanos peruanos que residían en la ciudad de Rosario y fueron asesinados en diciembre de 1978.

La agrupación Hijos agregará elementos y testimonios que enriquecerán la causa de un caso paradigmático ocurrido en Rosario, que formó parte del juicio a las Juntas y luego reabierto tras la derogación de las Leyes de Obediencia de vida y Punto Final.

El asesinato de Galdames cometido por la denominada “patota de Feced” forma parte de la la causa Altamiramo. El año pasado se desdobló de la mega causa Feced.

A más de 30 años de ocurrido el hecho, la causa se quedó sin querellantes porque la única hermana de Conrado, Alicia Galdames, quien se había ocupado activamente en la causa, falleció y a partir de ahí no fue posible dar con algún familiar directo, los únicos habilitados por el Código Penal para ser querellantes.

Desde la agrupación Hijos mostraron preocupación porque uno de los principales imputados en la causa, Antonio Tuttolomondo, se encuentra prófugo.

Es por eso que Hijos Rosario, acompañados por los testigos, presentarán un pedido al juez interviniente en la causa, para convertirse en querellantes. Al mismo tiempo, desde la agrupación invitan a los ciudadanos a movilizarse este lunes a las 11.30 horas en el Juzgado Federal Nº 4 de Oroño entre Rioja y San Luis para acompañar la presentación del escrito.

El caso

El crimen de Conrado Galdames ocurrió el sábado 16 de diciembre de 1978. La vítima tenía 23 años, era oriundo de Villa Constitución y estudiaba ingeniería civil. Vivía en una casa de España y Pellegrini, con tres estudiantes de nacionalidad peruana.

Fue detenido durante la madrugada de quel sábado madrugada en una razzia, llevada adelante por la ronda que habitualmente realizaban los integrantes del Servicio de Informaciones, también conocida como la “patota de Feced”.

Luego del secuestro, Galdames es llevado a las dependencias de la ex Jefatura de Policía de Rosario donde se lo ubica en una habitación contigua a las oficinas de José Lofiego uno de los torturadores más conocidos de la zona en aquel momento.

En ese momento había en el penal ubicado en el sótano siete detenidos quienes a la mañana temprano descubren la presencia de Conrado, a quien le alcanzan el desayuno y el almuerzo, motivo por el cual pueden cruzar breves palabras.

Entre las 15 y 16 horas de ese sábado, los siete detenidos (cinco de los cuales son testigos de la causa) escuchan gritos en la planta alta, luego un tiro y la caída de un cuerpo pesado sobre el piso de madera de la sala de tortura ubicada en planta baja de la esquina de San Lorenzo y Dorrego. En la “sesión” de interrogatorio, le habían pegado un balazo y matado a Conrado.

Un rato después dos detenidos son llamados para que limpien la sangre del piso y paredes en la habitación donde asesinaron a Conrado.

A las dos horas fueron convocados todos los integrantes de la patota de feced para comenzar un operativo que terminaría en el domicilio de Conrado en Pellegrini 1685 para asesinar a dos habitantes de la casa, los hermanos Rory Chuang Céspedes y María Antonieta Chuang Céspedes (ciudadanos peruanos) para tapar la muerte de Conrado.