El gobierno de Estados Unidos restauró este sábado miles de visados para ciudadanos de siete países de mayoría musulmana y las aerolíneas aceptaban de nuevo su entrada al país que les había sido prohibida por un veto migratorio, que suspendió anoche un magistrado, lo que desató la indignación del presidente Donald Trump, quien lo definió como "un supuesto juez".

"La opinión de este supuesto juez, que esencialmente arrebata a nuestro país la capacidad de aplicar la ley, es ridícula y será anulada", dijo Trump en un mensaje en la red social Twitter.

Mientras las aerolíneas aceptaban de nuevo a los ciudadanos cuya entrada en Estados Unidos había estado prohibida desde el pasado 27 de enero Trump reaccionaba contra la decisión de un juez federal que ayer viernes bloqueó su orden ejecutiva y abrió de nuevo las puertas del país a millones de inmigrantes y refugiados.

"Hemos revertido la revocación provisional de los visados bajo el decreto (de Trump). Las personas con visados que no han sido físicamente cancelados pueden viajar ahora, si su visado sigue siendo válido", dijo un funcionario del Departamento de Estado, citado por la agencia de noticias EFE.

Además, el presidente Trump recibió hoy críticas de la oposición demócrata por llamar "supuesto juez" al magistrado federal que este viernes suspendió su decreto contra la inmigración musulmana de inmigrantes y refugiados procedentes de Irak, Yemen, Irán, Somalia, Sudán, Siria y Libia.

Esa manera de referirse al juez federal James Robart, que este viernes bloqueó con efecto inmediato el veto migratorio, mereció a Trump acusaciones de falta de respeto a la independencia judicial del país por parte de políticos y analistas, entre ellos el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.

En un comunicado, Schumer insinuó que las declaraciones de Trump podrían influir en el tratamiento que los demócratas darán a la nominación del juez Neil Gorsuch, designado esta semana por el mandatario para cubrir la plaza vacante en el Tribunal Supremo.

"Esto hace aún más importante que el Tribunal Supremo sirva como mecanismo independiente de control de la Administración", apuntó.

Más allá de la retórica de Trump, la Casa Blanca anunció anoche que los abogados del gobierno presentarán una apelación "cuanto antes" con el objetivo de restituir el fallo.

Este sábado a la mañana, Gillian Christensen, vocera del Departamento de Justicia (DHS, en inglés) consideró que "el decreto del presidente es legal y apropiado" y destacó que la orden está pensada "para proteger al país y al pueblo estadounidense, y el presidente no tiene mayor deber y responsabilidad que hacer eso".

Trump tachó de "ridícula" la decisión judicial y señaló que es un "gran problema (...) cuando un país ya no es capaz de decir quién puede y quién no puede entrar y salir, especialmente por razones de seguridad".

Además, en otro tuit aseguró que "ciertos países de Medio Oriente", a los que no identificó, "están de acuerdo con el veto", porque "saben que si se permite la entrada a cierta gente será muerte y destrucción".

Anoche, antes de que la Casa Blanca se pronuncie, Trump había escrito otro mensaje en el que llamó a los ciudadanos a "mantener al diablo alejado" de Estados Unidos.

La sentencia judicial supone el primer revés para el gobierno de Trump y una victoria política para los demócratas, cuyos fiscales generales en los estados de Washington y Minnesota interpusieron la demanda que provocó la suspensión.

El fiscal general del estado de Washington, Bob Ferguson, celebró que el fallo dejó en claro que en Estados UNidos ni siquiera el presidente está por encima de la ley.

"La ley es algo poderoso. Tiene la capacidad de pedir cuentas a todo el mundo, y eso incluye al presidente de Estados Unidos", dijo Ferguson, que había calificado el veto de Trump de inconstitucional e ilegal al interponer la demanda.

Tras conocerse el fallo, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) de Estados Unidos, la agencia federal encargada de la inmigración, informó a las aerolíneas que los visados de ciudadanos de los países en cuestión vuelven a ser válidos y que deben aceptar a esos pasajeros en sus vuelos.

Del mismo modo, la CBP informó a las compañías que los poseedores de un visado de refugiado también tienen autorizada la entrada, según explicó a la CNN una de las compañías aéreas.

Con su decreto, Trump había suspendido durante 90 días la emisión de visados a los ciudadanos de los siete países de mayoría musulmana afectados y durante otros 120 días el programa de acogida de refugiados.

Esas medidas desataron críticas tanto en el interior del país, con numerosas protestas en los principales aeropuertos, como a nivel internacional, con condenas por parte del Reino Unido, que las consideró divisorias y equivocadas, España o Francia.

El Departamento de Estado aseguró hoy que se habían cancelado cerca de 60.000 visas de extranjeros provenientes de esos siete países después de la entrada en vigor del veto migratorio, aunque cifras del mismo departamento apuntan a que los afectados podrían ser unos 100.000.