Las denuncias de la jueza federal Laura Inés Cosidoy, en las que señalaba públicamente que en algunos bares de la ciudad se comercializan drogas ante la mirada cómplice de la policía provincial, dejó bastante mal parada a la Dirección de Drogas Peligrosas. Pero esa repartición está decidida a mejorar su imagen. Por eso, decidió no sólo cambiar de nombre sino también de estrategia. Al menos, esto fue lo que planteó el comisario Gabriel Leegstra, responsable de esa división.

La Dirección General de Drogas Peligrosas de la Policía santafesina pasará a llamarse Dirección General de Prevención y Control de Adicciones. Según Leegstra, se trata de una denominación que está más vinculada a los nuevos objetivos planteados desde esa repartición: la clave es la prevención, aclararon.

La intención es intensificar los controles en bares y boliches, especialmente durante el fin de semana, para  prevenir tanto la drogadicción como el narcotráfico. Estos operativos, enmarcados en un llamado Plan de Control de Eventos, ya comenzó el fin de semana pasado. Además, se intensificarán los operativos en los barrios, como los llamados "de saturación policial", que este miércoles se desarrollaron en diferentes zonas de la ciudad. Otra pata es la relación de esa dependencia con la comunidad: para este objetivo se desarrollarán programas de capacitación en vecinales y escuelas, entre otros espacios.