El arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, pidió en su mensaje navideño a la comunidad observar una "realidad dolorosa" dado que "hay muchos hermanos nuestros que viven en circunstancias de carencias materiales y espirituales".

"Navidad es el comienzo de una Vida Nueva, es la certeza de que Dios no abandona al hombre, sino que viene a su encuentro en Jesucristo para ser su camino y hacerlo partícipe de su misma vida", señaló el prelado.

Arancedo manifestó: "Nuestra mirada se dirige en este día a Jesucristo, que nació en la humildad y el silencio para enseñarnos el camino de Dios. Pero no podemos dejar de mirar esa otra realidad tan cercana y dolorosa, que es la situación de muchos hermanos nuestros".

"Ellos son los destinatarios preferidos del amor de Dios. Conocemos esas circunstancias y tal vez nos acostumbramos a que el mundo sea así. Se adormece nuestra conciencia y convivimos en un mundo que aparenta crecer y vive la sola expectativa de un consumo mayor, pero que deteriora y pisotea la dignidad de la imagen de Dios en el hombre", dijo.

El obispo santafecino señaló como factores del deterioro "el drama de la pobreza, la desocupación y la marginalidad, el flagelo de la droga y aumento del juego, el clima de inseguridad y el desprecio por la vida; el negocio de la prostitución que avanza sobre la adolescencia y no encuentra una suficiente reacción moral en la comunidad".

"Hay una cultura que se empobrece y en la cual viven nuestros niños", señaló.  Arancedo consideró que "frente a este drama social y cultural ellos [los niños] no encuentran en la sociedad la necesaria ejemplaridad ni el camino de una propuesta que les presente la grandeza y el sentido de una vida fundada sobre la solidez de la verdad y la solidaridad".

"Navidad es un don de Dios, pero es también una tarea ofrecida a todos los hombres de buena voluntad", acotó.