El cardenal Jorge Bergoglio habló este miércoles sobre la inseguridad y aseguró que los argentinos "estamos en riesgo", por lo que reclamó a la sociedad "no acostumbrarse" a los hechos violencia.

En su mensaje para la Cuaresma, el arzobispo de Buenos Aires condenó la inseguridad que "mata y destruye" y criticó que ese sufrimiento de "tantos inocentes" haya dejado de "cachetear" a los argentinos, al igual que la pobreza, la corrupción, la droga "asesina" y la prostitución obligada e infantil.

"¡Estamos en riesgo! Como sociedad poco a poco nos hemos acostumbrado a oír y a ver, a través de los medios de comunicación, la crónica negra de cada día; y lo que es peor, también nos acostumbramos a tocarla y a sentirla a nuestro alrededor sin que nos produzca nada o, a lo sumo, un comentario superficial y descomprometido", aseveró el primado argentino.

Bergoglio aseguró que "la llaga" del acostumbramiento está "en la calle, en el barrio, en nuestra casa", y lamentó que los argentinos "como ciegos y sordos convivimos con la violencia que mata, destruye familias y barrios, aviva guerras y conflictos en tantos lugares, y la miramos como una película más".

"Pagamos sin pedir recibo aunque tarde o temprano se nos va a pasar la factura", sentenció el cardenal y reiteró que "una de las cosas más desgastantes que nos puede suceder es caer en las garras del acostumbramiento".

El religioso recordó además que "todas estas realidades, y muchas más, no son mudas, nos gritan a cada uno de nosotros y nos hablan de nuestra limitación, de nuestra debilidad, de nuestro pecado, a pesar de que nos hayamos acostumbrado".

"El acostumbramiento nos dice seductoramente que no tiene sentido tratar de cambiar algo, que no podemos hacer nada frente a esta situación, que siempre ha sido así y que sin embargo sobrevivimos. Por el acostumbramiento, dejamos de resistirnos permitiendo que las cosas ´sean lo que son´, o lo que algunos han decidido que sean", precisó.

Bergoglio afirmó también que la Cuaresma es un tiempo para "despabilarnos, pegarnos un sacudón en nuestra modorra, en nuestro andar por inercia".