La Corte Suprema resolvió que el caso del polista cordobés Ignacio Ballesteros se resuelva en los Tribunales de Rosario. El joven, en estado vegetativo tras un accidente, se encuentra internado en Córdoba, donde residen padres y hermanos. Allí llegó por una orden judicial contra la voluntad de su esposa, la rosarina Gisela La Menza. 

Ballesteros se encuentra internado, desde junio de este año, en un centro de rehabilitación de barrio Argüello de Córdoba capital. Tras pasar por una serie de centros de salud, el joven se encontraba en internación domiciliaria, en la casa de su esposa en Rosario. Pero por orden del juez federal Nº1 Ricardo Bustos Fierro, quien recibió una denuncia de los padres del joven, se realizó el traslado a la provincia vecina.

La Corte Suprema se expidió este martes sobre el conflicto de competencia que se había registrado entre el juez federal cordobés y el juez del Tribunal de Familia de 4ª Nominación de Rosario, quien había apelado ante el máximo tribunal de la Nación porque entendió que el caso le correspondía a su jurisprudencia. La cuestión de fondo –quién es el responsable de cuidar a Ignacio y dónde se realizará su rehabilitación– será ahora definido por este último magistrado.

El fallo de la Corte fue firmado por Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Carlos Fayt, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda, Eugenio Zaffaroni y Carmen Argibay.

En el texto se reconoce a la esposa como "representante legal" del joven en estado vegetativo y también como "curadora designada judicialmente" y se recuerda que fue ella quien decidió llevarlo a Rosario. Además, se plantea que los padres del joven "consintieron de manera expresa la competencia del tribunal de familia de Rosario, ante el cual promovieron las actuaciones tendientes obtener un regimen de contacto con su hijo".

Asismismo, se considera que "la medida cautelar dictada por el juez fede­ral de Córdoba, importó una grave indebida interferencia en el tramite de la causa iniciada ante la justicia local de Rosario, en virtud de carecer de competencia en razón de la persona, de la materia del territorio". Y se precisa que "el traslado compulsivo" del joven "a la ciudad de Córdoba, por la fuerza publica, ordenado por el juez federal de esa localidad, no puede ser razón idónea para privar de competencia al tribunal de Rosario, que estaba entendiendo en la causa".

Un caso que conmueve y divide opiniones

Ballesteros sufrió un accidente durante un partido de polo jugado a fines de 2010 en la localidad bonaerense de San Antonio de Areco. Tras caer de una yegua, sufrió severos traumatismos de cráneo, lo que le generó importantes daños neurológicos.

Su primera internación fue en el Hospital Austral y luego en el Instituto Fleni de Escobar. Tras disponerse la externación, la esposa de Ballesteros decidió mudarse a Rosario, donde ella nació. Médica de profesión, adaptó su hogar para rehabilitar a su marido.

Pero a mediados de este año, la tensión entre la esposa y la familia del joven estalló: los padres de Ballesteros plantearon ante la Justicia de Córdoba que la situación de desatención de su hijo era "palmaria" y el juez federal Bustos Fierro dispuso el traslado por la fuerza pública a la provincia vecina. Según el papá de Ignacio, ellos "son su familia" y no su esposa.