Todo pasa delante de las narices de la Municipalidad. Tergiversación de rubros para que funcionen como boliches bailables locales que no se habilitan para tal fin. Bares donde se baila sin que estén los obligatorios detectores de metales en la puerta. Boliches donde ingresa más gente que la permitida. Menores en lugares prohibidos. Ingreso por puertas laterales para evitar los controles. Y más, y más , y más. Fue nada menos que Henry Fabbro, director de Inspecciones de la Municipalidad, el que admitió en declaraciones a Radio 2 que todo eso pasa en la noche rosarina. Y que seguirá pasando porque no cuenta con personal y herramientas suficiente para hacer frente a la situación.

Sí, pareció un verdadero sincericidio el de Fabbro. La entrevista de Luis Novaresio fue a partir de que trascendió que Imix, el boliche de Rioja y Entre Ríos al que habían concurrido los tres jóvenes que fueron apuñalados la madrugada del domingo en la plaza Sarmiento, no está habilitado como confitería bailable sino como whiskería. Algo que Fabrro no sólo sabía sino que, explicó, se repite en muchos otros casos. "Buscan esa alternativa porque con el tema del registro de oposición de los vecinos habilitar un boliche bailable se torna casi imposible", explicó con naturalidad.

Pero está claro que Imix funciona como boliche. No hay mesas donde tomar copas, no hay alternadoras sino chicos –muchos de ellos menores, según admitió también Fabrro– que bailan en una pista que, hay que decirlo, no suele haber en las whiskerías.

Sin embargo, para Fabbro el problema más grave no es la tergiversación de rubros sino el hecho de que vayan menores y que no se le exige el detector de metales, con lo cual los jóvenes entran armados sin ninguna clase de control.

¿Por qué no se frena el ingreso de menores? Según Fabbro, su repartición no tiene facultad para pedir documentos, que por otra parte los propios dueños de los locales les dicen que no los lleven, y muchas veces no hay personal policial disponible para acompañar los operativos municipales.

"La opción es poner un inspector fijo en la puerta" que impida entrar a los menores o a los que no tienen documentos. Pero para eso, explicó el funcionario, no hay personal suficiente y, además, no resulta realmente efectivo ya que, por ejemplo en Imix, "cuando hacemos eso le piden a un hotel de al lado para que haga pasar a los chicos por una puertita lateral".

Además, para Fabbro no dejar pasar a los chicos genera otro problema, que, por ejemplo, ha generado críticas de los vecinos de Pichincha: los pibes quedan dando vueltas en la calle y eso genera, según él, más molestias.

Por ese motivo, admitió, muchas veces se hace la vista gorda cuando se sobrepasa la capacidad de un boliche. 

Cargando audio...

Henry Fabbro habló con Radio 2