El terremoto que devastó la capital de Haití, Puerto Príncipe, y otras ciudades del país caribeño es "una catástrofe histórica" y "la peor situación a la que debió hacer frente la ONU", señaló hoy una fuente de la organización.

“Nunca hemos tenido que hacer frente a circunstancias similares. Nos encontramos con un país decapitado, sin estructuras políticas o gubernamentales en las que apoyarnos para llevar a cabo las labores de ayuda y rescate”, dijo Elizabeth Byrs, portavoz de la oficina humanitaria de la ONU, OCHA.

Además, la portavoz aseguró que ni siquiera en el "tsunami" que arrasó la isla indonesia de Sumatra y otros países del sudeste asiático en diciembre de 2004- y que causó más de 300.000 muertos- las circunstancias eran tan negativas.

Esta agencia de la ONU reveló que la enorme destrucción causada por el temblor de más de 7 grados en la escala Richter que asoló Haití el martes pasado no se ciñó sólo a Puerto Príncipe, sino que afectó a otras grandes ciudades al oeste de la capital, especialmente Leogane, donde "entre el 80 y el 90 por ciento de los edificios fueron dañados".

En los cuatro días transcurridos tras el seísmo, 27 equipos de búsqueda trabajaron para rescatar a personas bajo los escombros, con un total de 1.500 miembros y 115 perros especializados, y "pudieron sacar vivas a 58 personas", dijo Byrs.

Algunos rescates milagrosos.Tras ochenta horas sepultada en los escombros de una vivienda, una haitiana fue rescatada con vida y en buen estado de salud por una brigada de peruanos y nicaragüenses.

Los rescatistas fueran atraídos a un callejón sin salida por un hombre que pidió que revisaran su casa, donde no quedaba nadie vivo. Allí una mujer les dijo que en otro edificio cercano salían voces de al menos dos personas.

La brigada rescató primero a una mujer de 58 años de las ruinas de esa casa de cinco pisos, y esta dio la alerta: quedaban entre los cascotes al menos otra mujer y tres muchachas.

Entonces comenzó una búsqueda frenética de Lidovia Pierresainte, de 33 años, una cocinera que vivía con tres jóvenes adolescentes que, a juzgar por su silencio y por los olores que llegaban de sus habitaciones, llevaban ya tres días muertas.

Lidovia se encontraba atrapada de la cintura para abajo por una puerta de acero que con su estructura había amortiguado la caída parcial del techo, pero aparentemente estaba bien, movía las manos y se expresaba con claridad.

Otro rescate cuenta de un joven portugués que se reencontró con su hermano menor y con su padre, a quienes no veía desde que ocurrió el temblor y a los que daba por desaparecidos.

El joven fue localizado gracias a las gestiones del personal de la embajada española, que averiguó que la novia del chico trabajaba como doctora en un hospital de la ciudad. A partir de esa información, se inició una búsqueda por centros médicos y en el tercero de ellos se topó con el portugués, a quien dieron una gran alegría al comunicarle que sus familiares estaban con vida.