Las personas con obesidad o sobrepeso a menudo reciben críticas o comentarios negativos, y son víctimas de discriminación. Todas estas experiencias tienen un papel importante ya que socavan la autoestima de las personas y pueden ser un factor determinante en los problemas de imagen corporal.

La obesidad es un problema al que la persona debe adaptarse, y trae consigo una serie de limitaciones físicas y problemas psicológicos, sin dejar de lado el peso que tiene en la sociedad, ya que la mayoría de las cosas están hechas para personas delgadas.

Se ha encontrado que la baja autoestima está asociada con un mayor peso, y las personas con obesidad tienden a tener una personalidad más dependiente.

Cuando una persona empieza tempranamente a padecer obesidad, tiene más problemas para adherirse a un tratamiento ya sea psicológico o médico.También se sabe que cuando una persona empieza tempranamente a padecer obesidad, tiene más problemas para adherirse a un tratamiento ya sea psicológico o médico, y las personas que inician con este problema en la edad adulta, por lo regular buscan apoyo social y ayuda para lograr un bienestar tanto físico como psicológico.

El inicio temprano de la obesidad puede influenciar en la imagen corporal que la persona tenga de sí misma, lo que ocasiona una baja autoestima y favorece conductas de evitación social. Como consecuencia, existe un déficit en las relaciones interpersonales y el nivel de satisfacción de vida de la persona.

Las personas obesas tienen un mayor riesgo de presentar una mala calidad de vida, teniendo sus consecuencias a corto plazo, ya que hasta lo cotidiano involucra mayor dificultad para ellos: sea la influencia de los medios de comunicación que enaltecen la delgadez, ir a comprar ropa y no encontrar la talla necesaria.

Ademas comer en restaurantes se vuelve algo vergonzoso, tomar vacaciones en lugares públicos, relaciones interpersonales insatisfactorias, poder disfrutar actividades de ocio, etc.

Algunas personas tienden a ser más introvertidas, a sentir vergüenza y culpa por no poder ser delgados, pueden experimentar el rechazo de la sociedad, y en ocasiones también el de su propia familia.

Hay sentimientos de tristeza y minusvalía, sienten que el mundo no se hizo para personas de su talla, y en ocasiones también hay negación de su propio problema, lo cual hace más difícil que se acepten y se adhieran a un tratamiento benéfico para ellos. Se vuelve un círculo vicioso donde la obesidad causa depresión y la depresión hace que coman más de lo debido.

De entre todas las consecuencias emocionales y problemas derivados de la obesidad, resultado de la disminución en la calidad de vida, se podría decir que la depresión y/o ansiedad son los más comunes, y debe crearse un programa efectivo para combatirlos, y así evitar que estos propicien un mayor aumento de peso.

Estos problemas son mucho más comunes de lo que se piensa, y la obesidad y sus consecuencias son un padecimiento que debe tratarse con un equipo de personas especializadas en las diversas áreas: médicos, psicólogos y nutricionistas.

Fuente: Sociedad Española de Medicina Estética