El gusto por la carne y el pescado se lleva en la sangre. O, más precisamente, en los genes. Esa es la conclusión de un estudio realizado por el Centro de Investigación contra el Cáncer, en Gran Bretaña, y publicado en la revista Journal of Physiology and Behaviour. La misma investigación puntualiza que el placer por comer frutas, verduras y postres se adquiere por factores externos. La investigación se basó en comparar las preferencias de alimentos entre hermanos gemelos y mellizos. Se trata del primer trabajo que "incluye alimentos con cantidades significativas de proteínas y es el primero que muestra gran tendencia a la herencia", según indicó la profesora Jane Wardle, directora del proyecto. Los expertos seleccionaron a 103 madres de gemelos de entre cuatro y cinco años, y a 111 de mellizos. Luego, les entregaron listas de 77 alimentos de diferentes categorías para que evaluaran las preferencias de sus hijos. Los gemelos comparten todos los genes y los mellizos sólo la mitad, por lo que los investigadores concluyeron que al comparar sus gustos se puede detectar cuáles son hereditarios y cuáles no.