La siguiente es la carta que envió Natascha Kampusch, reproducida por el diario español El Mundo:

Estimados periodistas, reporteros, estimada opinión pública:

Soy consciente de la poderosa impresión que les han debido provocar los acontecimientos de los últimos días. Puedo fácilmente imaginar cómo estarán conmocionados y alarmados mentalmente porque algo semejante pueda ser posible.

Además, soy consciente de que sienten curiosidad por mí y que quieren, por supuesto, saber más detalles sobre las condiciones en las que viví.

Quiero asegurarles por adelantado que no quiero responder ni responderé a ninguna pregunta sobre intimidades o detalles personales.

Castigaré personalmente cualquier tipo de intento de atravesar esa frontera, sea quién sea la persona que la transgreda. Aquel que lo intente se puede ir preparando. He crecido como una joven con interés por la educación y también con necesidades humanas.

El ambiente en el que vivía: El recinto donde vivía estaba adecuadamente equipado. Era mío y no estaba destinado a ser mostrado al público.

La vida diaria: Estaba regulada. La mayoría de las veces había un desayuno conjunto, ya que él casi nunca trabajaba. Yo hacía las labores del hogar, lectura, televisión, hablábamos, cocinaba. Así fue durante años, todo con el temor a quedarme sola.

Sobre la relación: No era mi amo y señor. Yo era igual de fuerte. Me mimaba y al mismo tiempo me pisoteaba. Pero no podía conmigo y eso él lo sabía. El secuestro lo organizó él solo, todo estaba preparado ya. Después acomodamos juntos el recinto, que medía más de un metro y 60 centímetros de alto.

Por cierto, después de huir no he llorado.


No había motivo para sentirme infeliz. A mi modo de ver, su muerte no era necesaria. No se habría hundido el mundo si le hubiesen castigado. Era parte de mi vida. Por eso en cierto modo estoy afligida por su muerte.

Naturalmente, es cierto que mi juventud ha sido diferente de la de muchos otros, pero en principio no tengo la sensación de que me haya faltado nada. Me he ahorrado un montón de cosas. Por ejemplo, no he empezado a fumar ni a beber y no he tenido amigos malos.

Mensaje a los medios: Lo único que quiero de la prensa es que me deje en paz con las eternas calumnias, las interpretaciones equivocadas, los ’sabelotodo’ y la falta de respeto hacia mi persona.

Actualmente me siento bien donde estoy, quizás un poco bajo tutela. Pero yo he decidido contactar con mi familia sólo por teléfono. Yo decidiré por mi cuenta cuándo contactaré con los periodistas.

Sobre mi fuga: cuando tenía que limpiar y pasar la aspiradora al automóvil, él se alejó porque la aspiradora hacía ruido. Ésa fue mi oportunidad. Simplemente, dejé en marcha la aspiradora.

Por cierto, nunca lo llamé "amo y señor", aunque él quería que lo hiciera. Creo que él lo quería -que lo llamara así-, pero no lo pretendía realmente en serio.

Tengo un abogado de confianza que arregla conmigo todo lo jurídico. Tengo buena relación con la abogada especializada en juventud, Monika Pinterits, que es una persona de mi confianza; y con el doctor [Max] Friedrich, [Jefe de la clínica universitaria para neuropsiquiatría de menores del Hospital Clínico de Viena]; y con doctor Berger [de la Clínica de Psiquiatría de Menores].

El equipo del señor [Johann] Frühstück [jefe de las investigaciones] me trató muy bien. Les envío mis cariñosos saludos, aunque fueron un poco curiosos, pero ésa es su profesión.

Cuestiones íntimas: Todos quieren siempre hacer preguntas íntimas, que no incumben a nadie. Quizás alguna vez lo cuente a una terapeuta o a otra persona, si tengo necesidad de hacerlo, pero quizás no la sienta nunca. La intimidad me pertenece sólo a mí.

Al señor H., [amigo de Priklopil, quien lo transportó en su vehículo poco antes de que se suicidara] éste es mi mensaje: No debe sentirse culpable. Él no podía hacer nada, fue una decisión propia de Wolfgang [Priklopil] tirarse a las vías del tren.

Me une un sentimiento de empatía con la madre de Wolfgang. Me puedo imaginar su situación actual y sus sentimientos. Nosotras dos pensamos en él. Pero también deseo agradecer a todas las personas que tanto me acompañan en mi destino.

Por favor, concédanme un respiro en los próximos días. El doctor Friedrich lo explicará con esta nota. Muchas personas se ocupan de mí. Dadme tiempo hasta que yo misma pueda contarlo".

Natascha Kampusch