En el marco del ciclo Pensar la Nación en el Bicentenario, se desarrolló en la ciudad de Santa Fe la tercera conferencia “Ciencia y tecnología en la Argentina”, a cargo del doctor Carlos Solivérez en el Foro Cultural Universitario. La actividad fue organizada por las Universidades Nacionales del Litoral, Rosario, Cuyo y Comahue.
En su conferencia, Solivérez reconoció que “hay distintos beneficiarios de la ciencia y tecnología (C y T) que reciben distintos beneficios”. En este sentido, consideró que “los beneficiarios deberían ser los más débiles y necesitados”. Y ejemplificó con cómo algunos ciudadanos no tienen conocimiento ni acceso a las más diversas tecnologías que posibilitarían que sus tareas diarias fueran mucho más sencillas, rápidas o económicas.
El disertante explicó que para calificar un sistema nacional de C y T, “se mira la inversión que se realiza en este campo”. Y ejemplificó que los países más avanzados invierten el 2 % de su PBI; pero aclaró que “si sólo miramos la inversión, no valoramos el resultado que obtenemos”. En este sentido, Solivérez reflexionó: “Hoy estamos poniendo muchísimo más dinero en C y T. Pero tenemos que tener en claro qué queremos obtener y tenemos que evaluar si lo estamos logrando. ¿Cómo se miden los resultados? No hay ninguna pauta”.
La tarea del Conicet mereció un párrafo aparte. “La mayoría de los trabajos de investigación del Conicet son de las ciencias biológicas y apuntan a su publicación en revistas internacionales; con excepción de las ciencias sociales que apuntan a problemáticas sociales argentinas”.
Como ejemplo de la poca relación con el medio que tienen algunas investigaciones, Solivérez detalló que “de casi 2.000 trabajos del Conicet, sólo 7 investigan sobre la vinchuca y el Mal de Chagas, por el que ya se han infectado 2 millones de argentinos”. Otro punto que destacó es que “el Conicet ha sido exitoso en la formación de científicos, pero no en la de tecnólogos”. Durante 2008, nucleaba 5.731 investigadores y 140 tecnólogos.
Solivérez, doctor en Física y diplomado en ciencias sociales, considera que no existe un sistema científico argentino porque “no hay buena comunicación entre los científicos, ni entre los tecnólogos ni con la gente en general”.
En este punto rescató el rol de la educación. “La ciencia hay que meterla desde muy temprano en la escuela. En la escuela se habla mucho de ciencia, pero se practica muy poco”. Respecto a la divulgación científica, el conferencista destacó la labor de la revista “Ciencia Hoy” y del programa televisivo “Territorio de ciencia” de canal Encuentro. En materia de difusión tecnológica, aclaró que “no puede ser verbal, sino que tiene que ver con la práctica y la ejecución”. “Las tecnologías no se aprenden con la didáctica expositiva: hay que hacerlas, equivocarse y aprender”, concluyó el ex investigador científico becario en la Universidad de Oxford (Inglaterra) y profesor visitante de la Universidad Fourier (Francia).
Fuente: Universidad Nacional del Litoral
En su conferencia, Solivérez reconoció que “hay distintos beneficiarios de la ciencia y tecnología (C y T) que reciben distintos beneficios”. En este sentido, consideró que “los beneficiarios deberían ser los más débiles y necesitados”. Y ejemplificó con cómo algunos ciudadanos no tienen conocimiento ni acceso a las más diversas tecnologías que posibilitarían que sus tareas diarias fueran mucho más sencillas, rápidas o económicas.
El disertante explicó que para calificar un sistema nacional de C y T, “se mira la inversión que se realiza en este campo”. Y ejemplificó que los países más avanzados invierten el 2 % de su PBI; pero aclaró que “si sólo miramos la inversión, no valoramos el resultado que obtenemos”. En este sentido, Solivérez reflexionó: “Hoy estamos poniendo muchísimo más dinero en C y T. Pero tenemos que tener en claro qué queremos obtener y tenemos que evaluar si lo estamos logrando. ¿Cómo se miden los resultados? No hay ninguna pauta”.
La tarea del Conicet mereció un párrafo aparte. “La mayoría de los trabajos de investigación del Conicet son de las ciencias biológicas y apuntan a su publicación en revistas internacionales; con excepción de las ciencias sociales que apuntan a problemáticas sociales argentinas”.
Como ejemplo de la poca relación con el medio que tienen algunas investigaciones, Solivérez detalló que “de casi 2.000 trabajos del Conicet, sólo 7 investigan sobre la vinchuca y el Mal de Chagas, por el que ya se han infectado 2 millones de argentinos”. Otro punto que destacó es que “el Conicet ha sido exitoso en la formación de científicos, pero no en la de tecnólogos”. Durante 2008, nucleaba 5.731 investigadores y 140 tecnólogos.
Solivérez, doctor en Física y diplomado en ciencias sociales, considera que no existe un sistema científico argentino porque “no hay buena comunicación entre los científicos, ni entre los tecnólogos ni con la gente en general”.
En este punto rescató el rol de la educación. “La ciencia hay que meterla desde muy temprano en la escuela. En la escuela se habla mucho de ciencia, pero se practica muy poco”. Respecto a la divulgación científica, el conferencista destacó la labor de la revista “Ciencia Hoy” y del programa televisivo “Territorio de ciencia” de canal Encuentro. En materia de difusión tecnológica, aclaró que “no puede ser verbal, sino que tiene que ver con la práctica y la ejecución”. “Las tecnologías no se aprenden con la didáctica expositiva: hay que hacerlas, equivocarse y aprender”, concluyó el ex investigador científico becario en la Universidad de Oxford (Inglaterra) y profesor visitante de la Universidad Fourier (Francia).
Fuente: Universidad Nacional del Litoral