La senadora opositora colombiana Piedad Córdoba, activistas chinos y rusos y la Coalición contra las Bombas de Racimo (CMC) son los nombres que más suenan en las quinielas para el Premio Nobel de la Paz, que este viernes se falla en Oslo.

Córdoba ha sonado con fuerza estos días, después de ser señalada como una de las favoritas por el director del Instituto para la Investigación sobre la Paz, Kristian Berg Harpviken, y este mediodía lideraba la lista de la casa de apuestas británica Ladbrokes.

A la senadora colombiana se le reconoce su papel en la mediación de varias liberaciones de rehenes de las FARC y su defensa de una solución negociada al conflicto colombiano.

Junto a ella, Harpviken ha señalado al príncipe jordano Ghazi bin Muhammad, impulsor del diálogo entre religiones en Oriente Medio, y a la ex relatora de la ONU para Sudán y presidenta de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC), Sima Samar.

Pese al reconocido prestigio de este instituto noruego, las predicciones de Harpviken no dejan de ser meras conjeturas, y los antecedentes de su predecesor en el cargo hasta el año pasado, Stein Tønneson, no son especialmente halagüeños, ya que sus pronósticos acostumbraban a ser erróneos.

Y además el Instituto Nobel no publica la lista de nominados al premio hasta pasados 50 años, aunque nada impide que hagan públicos sus nombres quienes han propuesto las candidaturas.

Lo único cierto es que este año hay 205 candidatos, cifra récord que ha obligado al Comité Nobel a celebrar más reuniones de lo habitual, como ha reconocido el director del Instituto Nobel, Geir Lundestad, quien ha dicho que la decisión final ya está tomada.

En las quinielas previas aparecen bien situados disidentes chinos como Hu Jia, Gao Zhiseng y la uigur Rebiya Kadeer, mientras que la abogada chechena Lidia Yusúpova, el activista Serguéi Kovaliov y la organización de derechos humanos Memorial destacan entre los rusos.

Jia y Yusúpova llevan sonando algunos años y aparecían en primera línea en 2008, junto con Human Rights Watch, por cumplirse el 10 de diciembre, día de entrega de los Nobel, 60 años de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU.

Otro aniversario, el vigésimo de los incidentes de la plaza de Tiananmen, dispara los rumores sobre la concesión del Nobel a un activista chino, aunque algunos expertos han señalado que el hecho de que China y EEUU estén estrechando su alianza política debilita sus opciones.

A Yusúpova también le puede beneficiar haber recibido en 2005 el premio humanitario Rafto, de la fundación noruega del mismo nombre, antesala del Nobel de la Paz para otros galardonados como la activista birmana Aung San Suu Kyi, o la abogada iraní Shirin Ebadi.

Contra los disidentes rusos puede jugar que el nuevo secretario del Comité Nobel, el ex primer ministro Thorbjørn Jagland, haya sido nombrado recientemente secretario general del Consejo de Europa, un cargo desde el que no le interesaría enemistarse con las autoridades de Moscú, según algunos observadores.

Menos atención ha recibido la Coalición contra las Bombas de Racimo (CMC), que este año ha impulsado la firma de un tratado internacional en Oslo para prohibir este tipo de armas, suscrito por un centenar de países y ratificado por 21.

La elección de la CMC aumentaría la presión sobre los principales productores de armas como Estados Unidos, Rusia y China.

La lista de supuestos favoritos incluye también al médico congoleño Denis Mukwege, el primer ministro de Zimbabue, Morgan Tsvangirai; o el líder religioso vietnamita Thich Quang Do.

La UE, organizaciones como International Crisis Group o Save the Children, el presidente de EEUU, Barack Obama; el ex primer ministro británico Tony Blair y el activista indio-americano Leonard Peltier también figuran en una lista interminable.

La colombiana Ingrid Betancourt, el argentino Daniel Barenboim y el presidente de Bolivia, Evo Morales, son otros hispanoamericanos mencionados en los pronósticos, aunque lejos de los favoritos a suceder en el palmarés al ex presidente finlandés Martti Ahtisaari, galardonado en 2008 por su labor como mediador internacional.

Fuente: EFE