Si bien desde la Empresa Provincial de la Energía (EPE) aseguraron a Rosario3.com que en enero se duplicó la recaudación por el cobro de sanciones a personas enganchadas al tendido de energía eléctrica y que esperan elevar el monto por ese rubro en todo el 2007 a unos 40 millones de pesos, la cultura del enganche en la ciudad sigue firme.

Y en ese escenario cotidiano, la honestidad puede ser ofensiva. Prueba de ello es el caso de Nancy Fedyszyn, empleada municipal, habitante de la zona sureste de Rosario, más específicamente en avenida Uriburu al 200 bis, a quien sus vecinos dejaron de saludar la semana pasada, después que una patrulla de la EPE detectara conexiones ilegales en su cuadra y alrededores.

La asociación que hicieron los vecinos, de acuerdo al relato de Nancy, es que por su condición de empleada estatal que le permitía conectarse con algunos organismos a favor de sus vecinos, esta vez la había usado en su contra, para advertir a la empresa de energía la existencia de “enganchados”. “La mañana del 30 de enero, según me cuenta mi mamá, vino una patrulla de la EPE tomando nota de los medidores, acompañados de la Policía. Cerca de las 11.30, después de que detectaron a un montón de enganchados, llaman a mi casa, atiende mi mamá y una voz masculina le dijo: «Cuidate, cuidate»”, contó Nancy a Rosario3.com.

Esta no fue la única advertencia anónima que sufrieron las mujeres que viven juntas, porque a la tarde, cuando Nancy regresó de la calle con su moto, otro llamado telefónico dio la señal de que la convivencia en el barrio no sería jamás la misma. “Atendí yo y una voz de un hombre me dijo: «Nancy cuidate que te va a agarrar un colectivo». Así que me fui directo a hacer la denuncia a la comisaría 11ª", advirtió.

De acuerdo a Nancy, ese mismo día, su madre se anotició de que ningún vecino la saludaba, sólo una señora se animó a comentarle que la actitud respondía a la sospecha de que ellas habían dado aviso a la EPE de que los vecinos tenían luz sin pagarla. “Nadie nos habla”, se lamentó la mujer. “Tengo temor porque salgo muy temprano a trabajar. No lo puedo entender porque encima que no pagan se enojan conmigo. Yo trabajo y pago todos mis impuestos pero de ahí a direccional a la EPE para que los descubra a ellos, eso es otra cosa que no hice”, se defendió la empleada municipal.

Una campaña que arroja sombras

Una semana antes de lo ocurrido, la EPE dio a conocer un plan por el cual detectar a quienes roban energía en las ciudades de Rosario, Santa Fe y San Lorenzo, ciudades que representan el 80 por ciento de las pérdidas no técnicas de la compañía, es decir los que no corresponden a casos sociales. De acuerdo a lo anunciado por Dante Adalia, jefe del área de control de pérdidas de la firma estatal, en Rosario se visitarán unos 170 mil clientes.

La experiencia de Nancy señala que sólo en su cuadra, se registraron seis casos de “enganchados”. El panorama en el resto de la zona era de similares proporciones. A pesar de que la empresa los desconectó, pasadas unas horas, la infracción se volvió a repetir y se hizo la luz nuevamente.

“Se volvieron a enganchar todos y encima es gente pudiente, no es villa. No quiero que me agravien más pero tampoco quiero que se hagan los vivos. Los que trabajamos pagamos religiosamente y debemos padecer la caradurez del resto”.