Analía Gerbaudo fue de las primeras docentes de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) que formaron parte del sistema de educación a distancia que nació en 1999. En su experiencia a distancia, fue docente de cátedras de las Carreras de Filosofía, Letras y de la Licenciatura en la Enseñanza de la Lengua y Literatura.

-Sos de las primeras docentes a distancia de la UNL ¿Cómo fue tu experiencia de enseñar bajo esta modalidad desde los inicios?
Uno aprende un poco también por ensayo y error, por más que desde la Universidad se hicieron cursos, especializaciones y charlas. Fue una experiencia enriquecedora. Mi primera materia fue Taller de Lectura y Escritura de Textos Filosóficos del Bachillerato en Filosofía. Lo dábamos por el entonces sistema satelital. La pregunta sobre cómo un taller que está basado en la práctica sería a distancia, era el temor. Nunca tuve resistencia, sí desconfianza, pero como la práctica está basada en la escritura aproveché bien el foro, y la devolución de los trabajos prácticos, hecho que me llevaba mucho tiempo, pero me daba más resultado que la presencial porque en esa instancia tenía la resistencia relacionada a que ¿una docente que es de Letras viene a dar Filosofía?. No veían que se trataba de escritura académica. Como los alumnos a distancia no tenían esa interferencia, entonces los chicos se enganchaban bárbaro.

-Al interior de la comunidad académica ¿cómo fueron los primeros debates ante el surgimiento del sistema de educación a distancia?
El espacio de interlocución de cuestiones didácticas me interesaba mucho. En particular, sobre cómo el profesor tenía que estar preparado desde grado para trabajar con Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (NTIC), no sólo por su posible desempeño en educación a distancia, sino que pueda tener una formación que le permita pensar a las NTIC como medios y no como un fin en sí mismo. Esa discusión fue muy interesante, al igual que la referida a la calidad académica. No es que baja la calidad porque tu cuerpo no está presente en un aula. La tarea educativa no pasa por más horas de cuerpo, o de clases, cuando tenés un instrumento que te permite reponer, como es el foro. En la presencial, cuando te graban una clase nunca la van a escuchar lo que uno dice es algo que se capturó como se pudo. La escritura te posibilita volver a leer, mirar, o si no se entiende, volver a preguntar.

-¿Tu experiencia como docente a distancia modificó de alguna manera tus clases en la instancia presencial?
El tema de trabajar en educación a distancia me ayudó a mejorar la propuesta de la presencial. Las precauciones que tomaba solamente con los estudiantes cuyo único espacio de interlocución era la pantalla me sirvieron muchísimo para evitar tipos de violencia generados por malentendidos en la instancia presencial. Puede ser que haya aprendido más didáctica cuando me tuve que preocupar por cómo recepciona un otro que no está ante tu clase. En lo presencial, mi error era focalizar demasiado en la clase como elemento de transparencia absoluta. Al verme obligada a desagregar una propuesta didáctica para alguien que no tiene obligación de ir a tu clase me permitió advertir hasta qué punto era importante transparentar al detalle eso mismo también para los alumnos presenciales. Un ejemplo de ello fue colocar como parte del programa los criterios de evaluación, es decir, cuáles son los ejes por los cuales un trabajo merece un aprobado, un bueno o un sobresaliente. Criterios que a una persona que no se lo cuenta en la clase, necesita escribírselo. Al tiempo, tal vez por las condiciones que fueron ingresando los estudiantes pos menemato, pos la reforma educativa, me vi en la necesidad de decirles a mis alumnos de la presencial, que fotocopien el material a distancia.

-Desde tu práctica docente, ¿qué diferencias notaste entre las modalidades presencial y a distancia?
La educación a distancia permite quitar el grado de hipocresía que tiene la enseñanza presencial. Muchas veces en una clase los alumnos te dicen que sí, sonríen, o van a las clases por miedo porque piensan que no los vas a aprobar si no los ves, y en el examen advertís que entendieron muy poco. La educación a distancia tiene de bueno que los alumnos se conectan cuando pueden o tiene ganas. Si hacés una demanda clara, cada uno elige, están quienes lo hacen con conciencia porque el tema que tener que pagar condiciona. Generalmente a distancia no me encontré con un alumno que estudia como hobby, o que a la vez estudia otra carrera para decidirse por una u otra. La propuesta como herramienta de formación tiene unas potencialidades increíbles.

Fuente: Área de Comunicación-CEMED