Con un despliegue de producción inédito, la pantalla argentina vive como nunca la fiebre mundialista. Pero lo que escasean son las ideas. Y con el afán de justificar la inversión, los minutos de televisión están llenos de nada. Las críticas se empezaron a hacer oír, según da cuenta el sitio Terra. Tanto es así que el gerente de programación de Canal 13, Adrián Suar, tuvo que salir a respaldar a Marcelo Tinelli. Casi todos los programas de actualidad de la televisión abierta, y numerosos ciclos del cable, enviaron a Alemania un verdadero ejército de conductores, cronistas y movileros para cubrir el torneo de fútbol. Sin embargo, la apuesta a incluir el Mundial en cuanto ciclo lo permita tampoco tiene hasta ahora un correlato en el rating. Es que, exceptuando los partidos de Argentina y de Brasil, la ficción sigue siendo lo más visto, con "Sos mi vida" y "Montecristo", a la cabeza de las preferencias del público. Eso no quita que escenas de la exitosa "Sos mi vida" se estén grabando en estos momentos en Alemania, con la participación directa de Natalia Oreiro y de Facundo Arana. La cantidad de enviados especiales contrasta dramáticamente con la del Mundial Corea-Japón, campeonato seguido con suma austeridad por la televisión local, ya que se llevó a cabo pocos meses después de la crisis de 2001. Si bien el cambio monetario sigue siendo el mismo que en aquella época, esta vez la situación es muy diferente. Los canales de deportes, los noticieros y hasta ciclos de variedades como “Mañanas informales”, que conduce Jorge Guinzburg, “Fuga a la medianoche” y “Show Match” mandaron a sus representantes a Alemania para transmitir en directo. En el caso de los dos últimos, el horario de su salida al aire conspira también contra la calidad de la producción (conducen hasta las 7 de la mañana hora alemana). Y así es como Alejandro Fantino, Marcelo Tinelli y sus equipos intentan una salida lúcida en vivo cuando en Alemania todos duermen o recién se despiertan. Es insólito verlos animar sus programas con los ojos achinados de sueño, haciendo notas a turistas trasnochados y embriagados, con telón de fondo de amanecer. Tinelli, por ejemplo, llevó hasta a los imitadores para cubrir el Mundial, además de humoristas que hacen notas en ciudades, como Venecia. Así es que el despliegue de recursos no se condice con la calidad de los informes y las notas. Los informes netamente periodísticos son pocos, y no son suficientes para llenar el espacio que la televisión pretende dedicar al Mundial. Y las notas de color, en la mayoría de los casos, se limitan a mostrar a desaforados hinchas argentinos o cuánta cerveza se toma en las ciudades donde se disputa la competencia. Todo está teñido de cierto tono humorístico, en el que abundan las burlas hacia los extranjeros de diversas nacionalidades que alientan a sus equipos.