A partir de un trabajo de extensión iniciado en 2006, hoy la Universidad Nacional de Río Cuarto brinda talleres de filosofía para niños en barrios vulnerables. La idea es ejercer prácticas concretas a partir de la teoría y generar la posibilidad de que los niños reflexionen acerca de la realidad y puedan desarrollar las herramientas y los recursos simbólicos para pensarse y experimentarse a sí mismos.

Con la coordinación del licenciado Juan Mauricio Moretti, el proyecto se aboca a estudiar la relación entre filosofía e infancia, con el objetivo de encontrar un modo de llevar adelante la práctica de la filosofía en el nivel inicial, a partir de un ejercicio que recupere la experiencia de la infancia. Es así que emerge la necesidad constante de deducir prácticas concretas que surjan de las teorías y aplicarlas al mundo de la vida para observar su real alcance.

Pablo Olmedo, profesor de Filosofía, explicó: “Mediante la narración de cuentos se pensaron algunas problemáticas humanas en un contexto signado por la exclusión y la marginalidad social. Desde entonces, la iniciativa tomó el carácter de proyecto comunitario. Hasta el momento, el grupo de investigación se preguntaba por la infancia sin considerar las características sociales, económicas y geográficas que le darían lugar y que definirían un tipo particular de niñez”.

Los integrantes del proyecto sostienen que la crisis económica de los últimos años profundizó de manera evidente la polarización y desigualdad social en nuestro país. Río Cuarto, “lejos de quedar al margen de este fenómeno, lo ha sufrido y se ha transformado en función de esta crisis”. Tanto la “fuerte expansión urbana como los fenómenos de segregación social y residencial que la han acompañado, son algunas de las expresiones de esta transformación”, plantearon Moretti, Olmedo y Micaela Bedano, también profesora de Filosofía.

El panorama estimuló a los docentes a realizar talleres que brinden “un espacio donde los niños puedan desarrollar las herramientas y los recursos simbólicos para pensarse y experimentarse a sí mismos; herramientas y recursos siempre descuidados ante la urgencia de necesidades más apremiantes”, reza el proyecto.

Olmedo sostuvo: “La filosofía ofrece un ámbito para pensar nuestra particular relación con la vida y nuestra humanidad compartida. Su labor de escucha y pregunta persigue y potencia esa dimensión de nuestra mirada que escapa a la pura facticidad y genera una distancia momentánea con el mundo que nos permite vivirlo en libertad; distancia que da cabida al asombro, a la perplejidad. Se trata de un rodeo por esas zonas siempre oscuras que la rutina o el hábito niegan, o simplemente naturalizan. Sin embargo, el niño se detiene porque no ha sido aún a-culturizado del todo, porque aun la sorpresa gana sobre la rutina, la diferencia y la particularidad sobrepasan lo universal uniformado, y la risa no ha sido dominada por lo serio”.

“En este sentido, la filosofía encuentra en la infancia un terreno fértil para desarrollar su tarea, que consiste en señalar el sitio donde lo real se muestra como incógnita. La relación de la filosofía con la infancia se muestra fructífera porque mientras la infancia encuentra novedad en cada experiencia, la filosofía instala el pensamiento junto al asombro de la experiencia” explican los docentes.

En el marco socioeconómico de la desigualdad, emerge una situación de riesgo y exclusión, a la que los integrantes del proyecto califican como “la imposibilidad de gozar de los derechos sociales y de poseer las necesidades básicas satisfechas. Sin embargo, reconocemos que el riesgo no se asienta sólo en los aspectos materiales de la existencia. La exclusión socava incluso lo más profundo en los sujetos, conforma identidades, lenguajes, modos de experimentar el mundo, que no se modifican únicamente con el acceso a mejoras en las condiciones materiales de la existencia”.

En esta línea, Olmedo expresó: “Se agudizaron las tendencias a la desarticulación del Sistema Educativo, y se generaron notorias diferencias entre la calidad de la educación pública y privada; aspecto visible en los primeros niveles de la educación de la ciudad. Asistimos, de este modo, a una normalización en términos formales de una diferencia que existe en la sociedad argentina. La Ley Federal de Educación vigente, creada con el fin de dar solución a este problema, sólo configuró el marco legal donde estas diferencias de calidad educativa pueden sostenerse y reproducirse a causa de las desigualdades materiales de los distintos sectores sociales”.

Como pauta de que la premisa del proyecto es ligar el conocimiento universitario a la humildad, los investigadores concluyeron que “la filosofía se nutre de la infancia para volver a su fuente, la pregunta; y la infancia encuentra en la filosofía la posibilidad de desplegarse, de expresar su carácter y de mostrarse como tal”.

Fuente: Universidad Nacional de Río Cuarto