Buenos aires, enviada especial.- El Congreso de la Nación se impone verde en su extremo más alto, recortado sobre un cielo que desprende humedad fría. Y moja y embarra las calles que lo recorren. Allí, se la juegan a pañuelo limpio, los convencidos, de uno y otro lado de la avenida de Mayo. Hacia la derecha, los verdes, quienes apoyan la aprobación del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo votado en Diputados, que por estas horas, es debatido en la Cámara alta. A la izquierda, los celestes que se oponen a ese avance de este derecho. Entre ambos sectores suman millares aunque está previsto que sean más y más  a medida que pasen las horas (ver todas las fotos de Rosario3.com).  Todo indica que los encontrará la noche resistiendo. 

Avenida de Mayo está brotada. Camino a Rivadavia, a medida que el Congreso aumenta en perspectiva, se multiplican mujeres, sobre todo, jovencitas que despliegan entusiasmo, alegría y rebeldía. La mayoría está lookeada, con peluquitas fluo, labios untados de brillantina y por supuesto, coronadas por los trapos verdes. Son las protagonistas de una movida que completan mujeres maduras y varones en minoría. Las banderas se cruzan en el aire identificando a organizaciones sociales y agrupaciones partidarias. El ritmo lo marca la batucada mezclada con el bossa que sacude un parlante. Las consignas escritas en carteles lo dejan claro: quieren el aborto legal y gratuito. Lo sienten un derecho, la única alternativa a la clandestinidad que mata. 

La masiva concurrencia cambia la impronta de la zona, le da ventas de gran mercado callejero donde se ofrece desde choripanes a pins pro aborto 2 por 50 pesos. Los puestos conviven con los comercios que se mantienen abiertos; sus dueños atentos a incrementar ingresos. La Policía de la Ciudad está en los rincones.

En Irigoyen al 1400 cambia el color. El celeste se pega en personas y paredes indicando que éste es territorio pro vida. Los convencidos de que el aborto no debe ser legal congregan a más adultos y adultos mayores. Claro que hay jóvenes que se muestran muy entusiastas al son del Himno Nacional versionado. El grito sagrado, se escucha por los parlantes una voz de mujer, es el "sí a la vida". Y se agita el feto gigante que ya es un símbolo. De este lado, los puestos de comida, pañuelos y prendedores,  también se reproducen entre láminas de la Virgen María y Jesús y algunas fotos de bebés deslumbrados 

Hay mucho por delante. Esto recién empieza. El espíritu está bien alto en todos los que se reunieron a esperar un resultado que seguramente marcará la historia del país.  A clamar se ha dicho.