Se terminaba el siglo XX, y Walter Ribonetto era para el mundo del fútbol un perfecto desconocido. Bah, no para todo el mundo: en un rincón del sur de Santa Fe, rayando el límite con la provincia de Córdoba, era un zaguero muy apreciado por los clubes de la Liga Interprovincial de Fútbol de Chañar Ladeado, que encantaba con su clase, su rapidez en la marca y su impecable juego aéreo. Pero solo había una cosa que le jugaba en contra: la edad.

El Tino, nacido en Corral de Bustos, una ciudad chiquita y cordobesa con vicios de pueblo, era el 2 de Independiente de Chañar Ladeado. Con esa camiseta había ganado un par de campeonatos, y cada vez que el programa televisivo que cubría el certamen realizaba la entrega de premios a los más destacados jugadores de la temporada, allí estaba él: Walter Ribonetto. Pero sus 26 años parecían demasiado para iniciar una carrera profesional, y era casi una utopía imaginarlo en la esfera del profesionalismo.

“Uno jamás pensaba en jugar al fútbol profesional”, le dijo Ribonetto, flamante refuerzo de Central, al programa Fuera de Juego, por Radio 2. “Con 26 años, jugando en la Liga Interprovincial, las posibilidades de venir a Buenos Aires a esa edad la verdad eran muy remotas. Gracias a la mano que me dio el Cai (Carlos Aimar, técnico de Lanús en esa época y nacido en Corral de Bustos), a quien le estoy sumamente agradecido, hoy estoy donde estoy”, agregó.

Cuentan que Aimar quedó encantado con el nivel de Ribonetto, un domingo en el que fue a ver algo de fútbol a las canchas de la región, y por ende trató de contactarse con él para gestionar una prueba en el Granate. Como no lo encontró inmediatamente, le dejó un teléfono a un conocido para que Walter lo llamara. “Él fue el que dio el primer paso”, cuenta el defensor, “pero lo que me dice siempre es que después depende de uno: él puede hacer todo lo posible para conseguir esa prueba, pero después depende de la responsabilidad, las ganas, el trabajo de uno. Yo nunca bajé los brazos y conseguí esto”, declara orgulloso.

“Esto” a lo que se refiere Ribonetto son los dos títulos que festejó ya en su etapa profesional: uno en Junior de Barranquilla, en 2004, y otro en el fútbol argentino, “uno de los campeonatos más difíciles en el mundo”, según el propio futbolista. “Estoy contento, y ahora voy por otro objetivo, a tratar de seguir creciendo”, confesó. Queda claro que fuerza de voluntad no le falta. Walter Ribonetto: la nueva cara para Madelón, con alma de pueblerino pero corazón de campeón.