Índices oficiales al margen, la inflación pega fuerte a la canasta de alimentos y los comedores populares que tienen la dura tarea de atender una necesidad tan básica como la alimentación lo sufren. Precios más caros en esos casos significa menos comida para repartir.

Según cuenta Mari Molina, encargada del Comedor Madres en Lucha de zona norte de Rosario que brinda unas 300 porciones por día de lunes a viernes, “desde principio de año sufrimos un 30 por ciento de incremento en los gastos”.

Con los mismos aportes que el año pasado (la Municipalidad les da mil pesos y la provincia dos mil por mes) las compras se recortaron: “De las 15 bolsas de papá que necesitamos estamos comprando seis, antes comprábamos 25 kilos de carne picada a seis con cincuenta, ahora 15 kilos a diez pesos; además el arroz y los fideos que nos mandan desde la provincia es de cada vez peor calidad”, enumera Mari.

"La semana pasada cobramos el cheque de mil pesos de la Municipalidad y hoy nos quedan sólo cien. Esto no nos pasa sólo a nosotros, pero nosotros lo decimos porque no tenemos compromisos políticos con nadie", asegura la responsable del comedor ubicado en Echesortu 958 (Sorrento y Rondeau) que forma parte del Club de Intercambio. Desde allí presentarán la semana que viene en el Concejo un pedido para que el Estado garantice la cantidad y calidad de alimentos de los pibes.

“De todo compramos de menos y me duele porque de nosotros dependen 80 familias”, dice Molina, quien agrega que es cotidiano ver a chicos con problemas de nutrición en el barrio. En ese sentido, el abogado y miembro de la Coordinadora Fidel Toniolli, Norberto Olivares, coincide en que “la inflación licua mucha de las mejoras parciales que tenemos, pero el problema de fondo no se ha resuelto”.

Olivares, quien patrocinó una presentación judicial para que la gestión provincial anterior asistiera a 17 chicos desnutridos de Capitán Bermúdez, teme que “si esta lógica inflacionaria se siga profundizando va a haber hambruna de nuevo”.

Por su parte, desde la secretaria de Inclusión Social de la provincia señalaron que en Rosario no había reclamos formales al respecto y que si bien “estamos analizando cómo sigue la cuestión inflacionaria” por ahora no habrá un incremento en las partidas para los comedores, precisó la titular del área Silvia Fitchman.

Más pobreza

A pesar de que el Indec no difunde los últimos índices de pobreza, estudios privados señalan que desde el dato del segundo semestre de 2006 (26,9%) no paró de subir. Hoy, estiman, se ubica cerca de un 30 por ciento de la población (unas 11,8 millones de personas). Esto es así porque la suba de la canasta de alimentos le gana la carrera a la suba de salarios y golpea más fuerte a quienes tienen bajos ingresos. Para el encuestador Artemio López, de los menores de 15 años un 40 por ciento es pobre y un 16 por ciento indigente, según un informe que publicó Critica de la Argentina.