El organismo indicó que América es una de las tres regiones de un total de seis que logró los objetivos de 2015, junto al sureste asiático y a la región del oeste del Pacífico.

Brasil es el único país americano que aparece en la lista de las naciones más castigadas por esta enfermedad, pese a que consiguió las metas que marcó el organismo para 2015: reducir la incidencia (casos nuevos en un periodo de tiempo) de la enfermedad y bajar la prevalencia (casos totales en un periodo de tiempo).

Detrás del gigante regional, que registró el mayor número de nuevos casos (incidencia) en 2014 con un total de 73.970, se ubicaron Perú (30.008), México (21.196), Haití (15.806), Colombia (11.875), Argentina (9.195) y Bolivia (8.079), mientras que Estados Unidos reportó 8.949 casos y, en otras regiones, España tuvo 4.818, una cifra similar a la de otros países europeos como Francia (4.535) y Alemania (4.328), según reportó la agencia española EFE.

En 1990, cuando se firmaron los ODM, Argentina se había comprometido a reducir para este año a la mitad la tasa de casos de tuberculosis, que era entonces de 60 por cada 100.000 habitantes; actualmente, la tasa nacional se ubica en 21,3 por cada 100.000 habitantes, lo que significa que en el último decenio el índice de notificación de tuberculosis descendió en el país aproximadamente un 3 por ciento anual.

Un informe previo publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) destacó que respecto de la mortalidad por Tuberculosis, Argentina había asumido reducir a la mitad el indicador de 4,10 muertes por cada 100.000 habitantes y lo llevó a 1,60, superando ampliamente las previsiones.

La OPS había destacado en este sentido la política de suministro y distribución de medicamentos a través del Programa Remediar del Ministerio de Salud de la Nación y la financiación programática para erradicar esa patología.

Sin embargo, no todas las jurisdicciones muestran el mismo avance en la reducción de la enfermedad: el director General del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec), Federico Bernal, informó la semana pasada que "mientras que en el resto de las provincias de Argentina la incidencia de esta enfermedad infecciosa descendió un 25% en la última década, en la ciudad de Buenos Aires la tasa es un 50% más alta".

En este sentido, el legislador porteño Fernando Muñoz (Liberación-FPV) presentó el último viernes un recurso de amparo contra el Ministerio de Salud porteño por no informar los índices de tuberculosis y las políticas que se llevan adelante para controlar esta enfermedad infecciosa y manifestó que es "responsabilidad absoluta del gobierno porteño" el hecho de que en el sur de la ciudad de Buenos Aires se encuentren los "índices más altos del país" en el registro de la tuberculosis.

A nivel global, la mortalidad de la tuberculosis se redujo en un 47% en el mundo desde 1990, con los mayores progresos logrados desde el año 2000, cuando se establecieron los objetivos de desarrollo del milenio, según el informe de la OMS.

El organismo mundial busca que en 2050 la tuberculosis deje de ser un problema de salud pública, que se define por la existencia de un caso por cada millón de personas al año.

La prevalencia (proporción de enfermos respecto a la población estudiada) de la tuberculosis en el mundo bajó un 42 % desde 1990 y el objetivo de reducirla a la mitad en ese periodo se cumplió en tres de las seis regiones de la OMS: América, el sureste asiático, y la región del oeste del Pacífico.

Esta meta también la lograron nueve de los países más castigados por la enfermedad: Brasil, Camboya, China, Etiopía, India, Birmania, Filipinas, Uganda y Vietnam.

Si bien la tuberculosis es curable y prevenible, constituye aún hoy uno de los principales problemas de salud pública, por lo que la detección temprana es una de las principales herramientas para combatir esta enfermedad.

La enfermedad es causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones; la infección se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada.

Además, se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente; es decir, están infectadas por el bacilo pero aún no han enfermado ni pueden transmitir la infección.