La mujer argentina es reconocida en el mundo por su belleza y coquetería. Sin embargo, muchas veces ambas cualidades pueden transformarse en un camino de tortura por estar cada vez mejor ante la mirada del otro. En esa carrera, la mayoría no disfruta ni se siente a gusto con la imagen que le devuelve el espejo.

El diario Clarín publicó un informe este sábado que revela que sólo el 5% de las mujeres consultadas en una encuesta se sienten conformes con sus cuerpos. El resto –la mayoría- padece complejos por su peso, por tener celulitis o falta de tonicidad. Llos especialistas coinciden en que ésto genera el "fenómeno del espejo" en el quien se ve mal, mal se siente.

Una encuesta hecha por D´Alessio Irol entre 876 mujeres indicó que sólo el 5% de las encuestadas está conforme con su imagen. El resto reniega de su peso, de su celulitis o de su flaccidez. Un dato clave que evidencia los sentimientos femeninos es que el 90% de las encuestadas dijo que en algún momento de su vida se sintió gorda, haya tenido o no kilos de más.

"Por un lado están las mujeres que sienten una insatisfacción real y concreta y creen que tienen una imagen fuera de los cánones de la estética, aunque estemos hablando sólo de un poco de celulitis o estrías. El hecho de no poder hacerse un tratamiento, por miedo, falta de dinero o de tiempo, genera angustia y muchas se sienten desvalorizadas", señaló María Luisa Rijana, docente de la especialización en Clínica Estética de la UBA.

"Por otro lado –agregó- están las que tienen una insatisfacción virtual, ilusoria, es decir que tienden a querer imitar determinados cuerpos o caras, van con la foto de una celebridad al cirujano y sus expectativas no tienen nada que ver con sus vidas reales. Este grupo es el que genera los grandes caos porque ante ese anhelo de perfección no existe cirugía ni tratamiento posible". Es que muchas pretenden "soluciones mágicas" y otra vez, los números no mienten: 3 de cada 10 encuestadas no hace actividad física.

Por su parte, Jorge Braguinsky, director del posgrado en Nutrición de la Universidad Favaloro, opinó: "En un mundo que empuja a la obesidad hay, a la vez, una fuerte crítica al sobrepeso en la mujer. Ese doble mensaje es sin dudas un conflicto neurotizante. La mujer de clase media argentina no engorda porque se censura. Esto no pasaba cuando la mujer no era pública pero ahora que hace de todo adquirió una nueva forma de esclavitud: la de estar en un mundo competitivo, ocuparse de sus hijos y a la vez estar delgada y bonita".

"Estamos en la ´Cultura Barbie", el problema es que si Barbie fuera de carne y hueso mediría 1.70, pesaría 41 kilos, tendría 99 cm de busto, 55 de cintura y 83 de cadera: una locura", comparó Marcelo Bregua, psicólogo de ALUBA. Jorge Patané, jefe de cirugía plástica del Hospital Fernández, ahondó: "Los modelos no son estáticos. Las mujeres de Botticcelli eran de caderas anchas y senos grandes, no eran objeto sexual sino de reproducción. En los 70, se creía que una señorita sin busto y sin cola como Twiggy era el ideal, pero hoy sería una anoréxica. Las mujeres se constituyen como objetos visuales, el asunto es qué toman como parámetro".

Braguinsky habló de lo que ve en su consultorio: "La grasa en las mamas y en la cola es vista como una patología. Hay muchas mujeres que vienen con bajo índice de masa corporal pero se ven gordas. Hasta vienen nenas de 10 años que se ven gordas". Una vez más, un dato de la encuesta verifica la tendencia: casi la mitad de las que se quejan de su celulitis tiene menos de 24 años.