Aquello de amor y paz se hizo realidad. La primavera llegó y esta vez los incidentes fueron contados. Buen tiempo, buena cara, poco alcohol  pocos incidentes caracterizaron los festejos, que tuvieron como epicentro principal La Florida –por donde llegaron a pasar 30 mil pibes– y los parques de la ciudad, donde hubo, en total, otros quince mil, siempre según datos oficiales. Tanto la policía como el intendente Miguel Lifschitz, que se llegó hasta el principal balneario rosarino, resaltó la efectividad del operativo de seguridad, que mediante un estricto control impidió el ingreso de alcohol.

No, no fue una día nomal. Aunque no tan temprano como cuando van a la escuela –salvo los que prefirieron la salida nocturna al picnic y a eso de las 7 volvían a casa, que no fueron pocos– miles de chicos se movilizaron hacia parques, plazas, la Florida, Funes, Rodán, Ibarlucea, cualquier lugar donde fuera posible disfrutar de un Día de la Primavera que se presentó inmejorable en cuanto al clima. También la policía se movilizó, con la intención de controlar que no se produzcan incidentes, objetivo que para las autoridades se logró largamento.

Sobre el mediodía, La Florida era un verdadero hervidero. Miles de chicos tomaban sol frente al río, jugaban al voley o saboreaban algún sanwichito mientras policías y guardias urbanos intentaban controlar que la fiesta fuera sin alcohol. Y la fiesta se estiró hasta bien entrada la noche.

No, los pibes no podían ocultar la alegría. Y no tuvieron problemas en mostrar el equipaje que llevaban en sus mochilas a Rosario3.com. Allí, sandwiches y aderezos como mayonesa y salsa golf se mezclaban con la infaltable pelota. Gaseosas con equipos de música y discos compactos. Lo que evidenciaba que la idea era estirar la fiesta. Y que no iban a faltar ni la música ni el baile. Por suerte, lo disfrutaron.