Preparamos la masa con estos ingredientes:
Harina 250 gr
Manteca 125 gr
Huevo 1
Agua fría
Colocar la harina dentro de un bowl. Condimentar con sal marina. Cortar la manteca en trozos con la ayuda de un cuchillo y un tenedor (para no utilizar las manos que tienen temperatura y derriten la manteca). Añadir un poco de agua fría y un huevo. Unir todos los ingredientes (no hace falta amasar). Hacer un bollo y dejar reposar en la heladera durante 30 minutos aproximadamente.
El relleno:
Cortar en finas julianas cebollas blancas, moradas, de verdeo y un puerro (únicamente la parte blanca). Saltear en una sartén con aceite de girasol.
Condimentar con sal y pimienta de molino. Cuando las cebollas estén caramelizadas, apagar el fuego e incorporar finas láminas de echalotte. Saltear y reservar.
Rallar un trozo de queso de pasta semi dura (elegimos en este caso, colonia) y colocarlo dentro de un bowl. Agregar una cucharada de crema de leche y un huevo. Mezclar y condimentar con sal marina y pimienta de molino.
Finalmente introducir las cebollas confitadas dentro del bowl y unir todos los ingredientes. Por último, añadir los camarones y volver a mezclar.
Armamos la tarta:
Estiramos la masa dentro de un molde. Pinchar la base con la ayuda de un tenedor y rellenar.
Utilizamos el mismo recipiente para completar el relleno. Colocar la ricota en trozos. Añadir un huevo y algunas cucharadas de queso parmesano rallado. Condimentar con sal marina y pimienta de molino. Un toque de aceite de oliva vírgen extra para unir todos los ingredientes con la ayuda de
una cuchara de madera y un tenedor.
Esparcir esta “crema de ricota” lograda con la ayuda de una cuchara en la superficie de la tarta y llevar a horno (precalentado 180°C) durante 20/25 minutos aproximadamente.