Casi la mitad de los estudiantes españoles admitió que se copia en los exámenes. De ese grupo, muchos usan métodos tradicionales pero crece la cantidad de jóvenes que recurren a la tecnología de última generación. Así, los más usados son los llamados "pinganillos", combatidos por los profesores a través de los inhibidores.
Los pinganillos son pequeños audífonos diseñados para escoltas y policías, a los que los estudiantes han buscado otro uso. Los consiguen en Internet pero también son fabricados por los mismos estudiantes.
Su precio en la red oscila entre 600 y 1.000 euros y muchos ya vieron el negocio. De esta forma, los compran y luego los alquilan desde 45 euros. Y como remedio a esta “enfermedad”, en algunas universidades, como la Autónoma de Madrid, disponen de inhibidores de frecuencia, dijeron fuentes de la Institución.
Son auriculares inalámbricos, de apenas un centímetro, conectados a un teléfono móvil, que permiten hablar y recibir. Sólo se necesita un cómplice fuera que vaya soplando las respuestas, explica Antonio Durán, director de La Tienda del Espía, quien reconoce "un incremento importante de clientes jóvenes en época de exámenes".
Pero "también vienen profesores a pedir sistemas de inhibición", continúa. Los primeros, entonces, buscan otras frecuencias para evitarlo. "No preguntamos la utilización, lo evidente es que cada año los clientes son más jóvenes", asegura Juan José Lorente, comercial de sosespias.com, fabricante y distribuidor de pinganillos. "Intuimos el uso". De hecho se anuncia también como "chuleta electrónica".
"Alguna universidad -indica Lorente- se ha tomado la molestia de poner inhibidores de móvil. Los auriculares malos se bloquean con cualquier cosa, pero a los caros, los profesionales, no les afecta". Entre los bachilleres es más común el MP3 colocado en la manga o la espalda, con el cable del auricular camuflado en el pelo. Basta dar al ´play´ y al ´pause´ para escuchar el tema grabado, dice una estudiante. También las anotaciones en el móvil.
Otros métodos non sanctos
El bolígrafo de tinta invisible y luz ultravioleta también constituye un recurso, a sólo siete euros en el mercado. Una de las tiendas que lo comercializa vendió 200 en la última semana. O el bolígrafo chuleta (machete) tres euros, de cuya carcasa sale un rollito de papel.
Pero no se abandonan los métodos tradicionales. Un 44% de estudiantes admite haber utilizado machetes en exámenes, y un 47% haber copiado del compañero. Casi un 5% confiesa haberlo hecho más de diez veces. Un 4,29% había empleado aparatos y un 2,3% suplantado a un amigo.
Los pinganillos son pequeños audífonos diseñados para escoltas y policías, a los que los estudiantes han buscado otro uso. Los consiguen en Internet pero también son fabricados por los mismos estudiantes.
Su precio en la red oscila entre 600 y 1.000 euros y muchos ya vieron el negocio. De esta forma, los compran y luego los alquilan desde 45 euros. Y como remedio a esta “enfermedad”, en algunas universidades, como la Autónoma de Madrid, disponen de inhibidores de frecuencia, dijeron fuentes de la Institución.
Son auriculares inalámbricos, de apenas un centímetro, conectados a un teléfono móvil, que permiten hablar y recibir. Sólo se necesita un cómplice fuera que vaya soplando las respuestas, explica Antonio Durán, director de La Tienda del Espía, quien reconoce "un incremento importante de clientes jóvenes en época de exámenes".
Pero "también vienen profesores a pedir sistemas de inhibición", continúa. Los primeros, entonces, buscan otras frecuencias para evitarlo. "No preguntamos la utilización, lo evidente es que cada año los clientes son más jóvenes", asegura Juan José Lorente, comercial de sosespias.com, fabricante y distribuidor de pinganillos. "Intuimos el uso". De hecho se anuncia también como "chuleta electrónica".
"Alguna universidad -indica Lorente- se ha tomado la molestia de poner inhibidores de móvil. Los auriculares malos se bloquean con cualquier cosa, pero a los caros, los profesionales, no les afecta". Entre los bachilleres es más común el MP3 colocado en la manga o la espalda, con el cable del auricular camuflado en el pelo. Basta dar al ´play´ y al ´pause´ para escuchar el tema grabado, dice una estudiante. También las anotaciones en el móvil.
Otros métodos non sanctos
El bolígrafo de tinta invisible y luz ultravioleta también constituye un recurso, a sólo siete euros en el mercado. Una de las tiendas que lo comercializa vendió 200 en la última semana. O el bolígrafo chuleta (machete) tres euros, de cuya carcasa sale un rollito de papel.
Pero no se abandonan los métodos tradicionales. Un 44% de estudiantes admite haber utilizado machetes en exámenes, y un 47% haber copiado del compañero. Casi un 5% confiesa haberlo hecho más de diez veces. Un 4,29% había empleado aparatos y un 2,3% suplantado a un amigo.


